Ecos fúnebres para la tarde en la que Jesús es enterrado en Dos Hermanas. Desde el sonar del muñidor que abría el cortejo de la Hermandad del Santo Entierro hasta las marchas solemnes de la Banda de Tejera tras el palio de la Virgen de la Soledad, todo es un alegato y homenaje a la muerte del que el domingo resucitará entre los muertos.
Y así lo vive una hermandad que cada Sábado Santo firma el mejor epílogo de una Semana Santa en la que se conmemora la pasión de Cristo. Santo Entierro ha vuelto a dar ejemplo de elegancia, solemnidad y sobriedad en su discurrir por las calles de Dos Hermanas, con un cortejo de los que no se pueden perder, desde la Cruz de Guía, precedida por el muñidor, a los servidores de época,los personajes de la Pasión y las tres Virtudes Teologales, así como la representación de las autoridades civiles y militares.
Para esta ocasión el Cristo Yacente que tallara Miñarro estrenaba un nuevo colchón en el que reposar sus restos en su urna de cristal sobre un paso de caoba exornado con lirios morados. La Virgen de la Soledad, quien salió de la Parroquia de Sta. Mª Magdalena a los sones de la marcha Jesús de las Penas, volvió recrear a su paso estampas de las Semanas Santas del pasado, de antaño, con un toque de originalidad, el de su exorno floral, con sencillos y elefgantes claveles blancos con formas cónicas en las jarras de entrevarales.
La cofradía mantiene el recorrido estrenado hace dos años, estrenando para esta jornada de Sábado Santo nuevos enclaves cofrades como los de el callejón Alegría o la plaza junto a Villa Pepita. Sin olvidar la presentación, durante su procesionar por el centro de la ciudad, a la cofradía hermana de La Estrella en la calle Mellizas. Cuatro horas de procesionar en las que las velas que iluminaron el rostro de la Virgen sola derramaron lágrimas de cera solidarias, ya que la cofradía había puesto a la venta la candelería, pintada a mano, a benefico de Cáritas.
Un buen broche de oro a una segunda parte de una Semana Santa plena y en la que lo meteorológico ha dejado el protagonismo a lo verdaderamente importante en estas fiestas, las devociones y su procesionar por las calles de Dos Hermanas.