Entrevista a Lorenzo Nieto

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Lorenzo Nieto, ex párroco de Santa María MagdalenaEx párroco de Santa María Magdalena

{xtypo_quote_left}Cuando me quité la sotana y me puse vaqueros, empezaron a llamarme comunista {/xtypo_quote_left}

Hace justo un año, Lorenzo Nieto recibió una inesperada noticia: en un plazo de 15 días dejaría de ser párroco de Santa María Magdalena. Lo ‘jubilaron’, a pesar de encontrarse, a sus 80 años (51 de ellos ejerciendo de cura en Dos Hermanas), en plenitud de sus facultades, como él asegura. Un año después de su marcha, abre las puertas de su casa para hablar de épocas pasadas, como todas las complicaciones que tuvo que afrontar por ser un cura obrero en la Dos Hermanas franquista. Me gusta su clarividencia. No tiene pelos en la lengua.

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¿Cómo es su vida ahora?
Con menos dolores de cabeza… (ríe). Pues muy normal. A las seis o seis y media ya estoy levantado. Me dedico una hora o dos a la oración, a la lectura y a dar algún que otro paseo.
¿Cómo se ha tomado su ‘jubilación’?
Parece ser que me han jubilado por cumplir 80 años, pero no me han parecido correctas las formas. Me lo comunicaron de una forma inesperada, rara, muy seca. Era inmediatamente, en quince días, sin ninguna consulta, ninguna comunicación previa.
¿Cómo es su relación con el párroco que le ha sustituido, Manuel Sánchez de Heredia?
Llamémosle correcta. Cuando tú sales de una parroquia, tienes que saber respetar al que entra, y lo más sensato es no volver. ¿Por qué? Porque tu mera presencia puede provocar comentarios, gente que compara a uno con otro, y eso lo que hace es crear conflictos y perjudicar al cura, y no quiero que ocurra.
¿Qué Dos Hermanas se encontró cuando llegó en 1963?
Era un pueblo que empezaba a despegar, sólo había dos o tres calles adoquinadas. Dos Hermanas estaba basada en la aceituna. Recuerdo claramente a esas mujeres aceituneras, caminando por las calles a las 5 de la mañana, con una latita. Pasaban por la capillita del Carmen, echaban unas monedillas…
Ha visto usted pasar a seis alcaldes por el Ayuntamiento, cuatro durante el régimen franquista.¿Cómo ha sido su relación con los alcaldes?
Con los alcaldes tuve una excelente relación. Sobre todo con Kiko Toscano, al que considero un hermano.
Pero no con todos tuvo una relación fluida. ¿Es cierto que le tildaban de cura comunista?
Mi llegada aquí no fue muy bien recibida. A un alcalde que había no le gustaba que yo llevara pantalones vaqueros, ya que fui de los primeros curas que se quitó la sotana. Pero fue un gesto práctico, más que otra cosa. Cuando iba en mi Vespa al Cerro Blanco, me ponía perdido de barro.
Pero si le llamaban comunista, sería por algo más que eso, ¿no?
Antes de llegar a Dos Hermanas, cuando estaba en el seminario, íbamos a la cárcel a visitar a los presos. Allí conocí a todos los presos políticos de Dos Hermanas: a Luis Monge, a Pepe ‘El Colorao’ y los demás… Y claro, cuando llego aquí y doy una de mis primeras misas, se acercó a mí Frasquito y me dijo, muy alarmado: “¡Don Lorenzo, ahí hay un grupo de comunistas que quiere hablar con usted!”. Y yo dije: “¡Ah, sí, pásalos al despacho!”. Y claro, ahí ya se desató mi fama. No se entendió muy bien ¡Estábamos en la época de Franco!
¿Apoyó a los comunistas?
Mucho. Hubo muchas reuniones clandestinas a las que asistí hasta la una de la madrugada, incluso en mi propia casa. Pero yo no asistía a esas reuniones por ideología, sino por acogimiento. La Guardia Civil se presentó un día a registrar mi casa, pero no lo consiguió.
¿Cómo ha sido su relación con las hermandades?
Ha sido la relación que debe mantener un sacerdote formal: una relación… no eufórica. He respetado y colaborado con todas. Pero no les gustaba que yo no pasara por el aro de algunas cosas. Yo, en las procesiones, hacía lo correcto. Salir bailando, ¡de ninguna manera! Por ejemplo, yo no hacía ningún recorrido. Mi función terminaba en los límites de la parroquia. Ten en cuenta que no soy andaluz, soy extremeño, y todo ese popularismo, todo el montaje que hay alrededor no me hacía mucho tilín, aunque lo respetaba.
Si volviera a nacer, ¿volvería a ser cura y cambiaría algo de su vida?
Sin duda y no cambiaría nada. Yo duermo muy bien. Antes, cuando era párroco, tenía más preocupaciones y dolores de cabeza. Santa María Magdalena es un monstruo. Cualquier parroquia de Sevilla no es comparable con esta. El trabajo, los problemas y las complicaciones que tiene esta parroquia son enormes.
¿Qué le ha parecido la remodelación que ha hecho el Ayuntamiento en Real Utrera y Santa Ana?
Me ha gustado mucho. ¡Para lo que había…! Viniendo por Real Utrera, parece que el conjunto está integrado en la parroquia.

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