Eva María Ramírez apuesta por un pregón de Semana Santa de calado compromiso cristiano y fe en Dios y sus advocaciones
Un ejercicio de sinceridad, desde su postura de cristiana comprometida y cofrade de los pies a la cabeza, es lo que ha hecho hoy Domingo de Pasión Eva María Ramírez Ordóñez con su pregón de la Semana Santa de Dos Hermanas. Más de hora y media de disertación que no ha dejado indiferente a nadie en la que la pregonera se ha mostrado contundente y rotunda, cuando la denuncia se interpuso al pregón, así como cadenciosa y con estilo, con una exquisita prosa y lírica, en su paseo o pinceladas sobre la Semana Santa.
Un esbozo para la historia y que era el primero que presidía como párroco de Santa María Magdalena, Manuel Sánchez de Heredia, quien dirigió el rezo del Ángelus, a las 12:30, y Antonio Gavala, como presidente del Consejo de Hermandades y Cofradía de la ciudad. Además, era el último, como concejal de Fiestas y Servicios, ante su jubilación, de José Román Castro, quien acompañó en este acto al alcalde, Francisco Toscano, en representación de la corporación municipal.
Los sones de Amargura, todo un rito y todo un clásico, de la mano de la banda municipal de Santa Ana, fueron los encargados de abrir el pregón, precediendo en sus compases a la presentación que de la pregonera realizó Agustín García Gandullo, su marido. 24 años después esta pareja volvía a compartir escenario en plena Cuaresma, pero con los papeles cambiados, ya que ella fue la primera mujer en 1991 en presentar a un pregonero de la Semana Santa.
Macarena, de Abel Moreno, fue la marcha que los hijos de Eva María, habían elegido, toda una sorpresa hasta este mediodía, para preceder el inicio del pregón. Todo un ejercicio de catequesis en el que la figura de Dios estuvo muy presente en todas y cada una de las palabras que pronunció la pregonera, quien invocó al Espíritu Santo, como único centinela de su pregón.
Eva María invitó al público que llenaba el teatro municipal a que cerrasen los ojos y “me entreguen sus corazones para que sueñen conmigo, ya que sólo quiero hacerlos evocar”. Y lo hizo, con un repaso somero por todos y cada uno de los días de la Semana Santa nazarena, y por todas y cada una de sus advocaciones, en un pregón para los sentidos, en el que, la semana de pasión se podía ver, oler, oír, palpar y saborear, gracias a las palabras de la pregonera.
En su defensa de los cofrades, a los que, algunos sectores tachan de “banales y frívolos a la hora de vivir su fe”, Eva María ofreció una visión de la Semana Santa, cargada de mensajes y sentimiento cristiano, sobre todo en un mundo en el que, por las prisas se ha olvidado de rezar y hablar con Dios.
Unos cofrades a los que la pregonera pidió autenticidad y que den ejemplo de lo que predican, ya que “nos engañamos a nosotros mismos cuando afirmamos que sólo vivimos la Semana Santa como fiesta popular y desde un punto de vista estético”. Ya que, “las hermandades son la Iglesia de Cristo y la Semana Santa una profesión pública de fe, un evangelio vivo a pie de calle”. Para ello, pidió volver a las raíces de Cristo y su Iglesia y entonces “el mundo se volverá a hacia nosotros y volverá a creer en Dios”.
Bajo el amparo del manto de la abuela de Dios, Santa Ana, arropó Eva María Ramírez a los no nacidos en uno de los momentos más comprometidos con la causa cristiana de su pregón. De ellos habló la pregonera como los que nunca serán nazarenitos, ya que, “para ello tendrían que haber nacido y se lo han negado”. Víctimas de un “asesinato legalizado que se ha convertido en negocio para muchos”, criticando que “nos rasgamos las vestiduras cuando se desalojan a los okupas, pero no cuando se hace con un niño de las entrañas de su madre”. Niños silenciados y cuya única voz “es la de los cofrades, cristianos y hombres de buena fe que entendemos que se está violando la ley de Dios, ya que la vida es un don divino y sólo le pertenece al Señor”.
Entre sus mensajes, la pregonera también pidió a los cofrades que no se quedase en la muerte del Sábado Santo, sino que se suman a la celebración de la Vigilia Pascual, dejando el dolor para anunciar la salvación de Cristo, lanzando una propuesta al aire para que pueda verse en Dos Hermanas la imagen de Jesús Resucitado.
De esta forma el anuncio de la Semana Santa llegó a su fin y ahora sólo queda esperar a la gloria. Eva María Ramírez cumplió su sueño y sólo deseó que el público hubiese “soñado conmigo”.