Colgada en el balcón, sobre el portal,
transformando fachada y vecindario,
adornada de toro-relicario,
ondeaba la bandera nacional.
Llegando a cada punto cardinal
de una España expectante al calendario,
la bandera es la cuenta del rosario
más típica —hasta moda— en un mundial.
Menos mal… menos mal que les ganamos.
Traspasamos los cuartos, la frontera.
Al muro impenetrable lo saltamos.
Así que todo sigue a su manera,
y así, a más equipos goleamos
más tiempo ondeará nuestra bandera…



























