Fue hace ahora cincuenta años. Protagonista principal, un personaje singular llamado Angelo Roncalli, Papa Juan XXIII. El 25 de enero de 1959 anunció la convocatoria de un concilio ecuménico. Hoy todavía, muchos siguen sus huellas. He aquí algunos datos, quizás menos conocidos, del mensajero Roncalli.
Angelo había nacido en Sotto il Monte, un pequeño pueblo de la ciudad de Bérgamo en la Lombardía italiana el 25 de noviembre de 1881. Tercer hijo de trece hermanos en una familia modesta. El arrendador del campo de su padre le becó para que a los diez años entrara en el seminario.
Doctor en Teología en 1904 a los 23 años. Requerido por el ejército en la I Guerra Mundial, fue sargento en el Hospital Militar de Bérgamo. En 1912 con motivo de la conmemoración del XVI centenario del Edicto de Milán, redactó un documento sobre la libertad de religión en las escuelas. En 1921 fue elegido presidente de la Obra de la Propagación de la Fe y dos años más tarde prelado doméstico de Benedicto XV.
Desde 1925 mantuvo contacto con la Iglesia Ortodoxa. Intervino en ayuda de los judíos ante la persecución nazi. Al finalizar la II Guerra Mundial, 1945, fue nuncio en Paris y suavizó las tensiones que algunos obispos franceses, tolerantes o indecisos con la ocupación, habían suscitado a las relaciones entre la Iglesia y el Estado francés. Fue cardenal desde 1953 en el pontificado de Pío XII. El presidente de Francia Vicente Auriol le impuso la birreta cardenalicia. Poco tiempo después ya es patriarca de Venecia.
A la muerte de Pio XII, se reunió el cónclave el 25 de octubre de 1958. Roncalli tenía entonces 77 años. Fue elegido como un papa de transición. Según Malaquías sería pastor y marinero. Sus primeras salidas del Vaticano fueron para visitar a los niños de los hospitales Espíritu Santo y Niño Jesús y a los presos de la cárcel Regina Coeli. Se inicia entonces la publicación de una serie de encíclicas. El 11 de octubre de 1962, después de una preparación de más de dos años, se abrieron las puertas del concilio. Objetivo principal de este evento fue el acercamiento al mundo y la puesta al día de la Iglesia. Se publicó la encíclica “Mater et Magistra” en la que se hablaba de socialización, orden económico, valores del hombre y atención a las necesidades de la humanidad.
El Jueves Santo 11 de abril de 1963 se publicó la encíclica “Pacem in terris”, sobre el trabajo y la construcción de la paz en el mundo que fue conocida como la suma teológica de la paz. Paz, libertad y convivencia Poco tiempo después recibió al director de periódico soviético Izvestia y a su esposa en una entrevista muy cordial. El primer ministro ruso Kruschev elogió los esfuerzos de Angelo Roncalli por la paz. Amonestó a los obispos que aconsejaban a los fieles votar por determinados partidos políticos. El 10 de octubre de 1962 el cardenal Montini, futuro Pablo VI, habló por boca de Roncalli en el Ayuntamiento de Roma en una conferencia sobre las relaciones Iglesia-Estado y proclamó una Iglesia libre en un Estado libre.
Murió el 3 de junio de 1963 a las 2:50 de la madrugada. Desde el 23 de mayo se conocía que el Papa tenía cáncer de estómago. Prefirió no operarse para seguir de cerca las tareas del concilio, su gran ilusión, pues quería, en palabras del principal teólogo del concilio Kart Rahner: “elaborar una nueva teología de los misterios de Cristo. Del mundo físico. Del tiempo y las relaciones temporales. De la historia. Del pecado. Del hombre. Del nacimiento. De los alimentos y la bebida. Del trabajo. De la vista, del oído, del lenguaje, de las lágrimas y de la risa. De la música y de la danza. De la cultura. De la televisión. Del matrimonio y de la familia. De los grupos étnicos y del Estado. De la humanidad toda.”
Fue un trabajo de acercamiento a la realidad de las cosas no siempre estimado en toda su trascendencia y silenciado además por las áreas y los estamentos más tradicionales de la Iglesia.