Los fuegos ponen la guinda a más de cuatro días de fiesta en el recinto ferial
Aún resuenan en los oídos las últimas tracas del castillo de fuegos artificiales que el pasado domingo cerraba la feria de Dos Hermanas y ya hay más de uno que tiene las vistas puestas en la próxima cita con la feria. Una celebración que, de no acelerarse mucho la cuestión, seguirá celebrándose en los terrenos de Vistazul a la espera de que se inicien las obras del nuevo parque de feria prevista en la zona de Arco Norte, junto a la ‘carretera vieja’ de Bellavista.
Mientras tanto siguen resonando los ecos de una feria animada, ambientada, llena de gente, que se consolidá en su filosofía de feria familiar y centrada en la convivencia. Imágenes que van desde la mano inocente de una niña que activó el alumbrado del recinto hasta los fuegos artificiales, fiesta, gente, toros y antitoros y, sobre todo, mucha feria…
Nunca llueve a gusto de todos
En la feria, como en todos los ámbitos, nunca llueve a gusto de todos. Mientras que por el bando de los caseteros se alegraban de la buena feria vivida en todos los sentidos, tanto en asistencia de público como en ventas, el bando de los ciudadanos más feriantes parece quejoso de los precios de las copas y las tapas en algunas casetas. Por una parte, se quiere rentabilizar al máximo la inversión realizada, aprovechando el buen tiempo, para cuando la lluvia hace mella en la recaudación y, por otra, los nazarenos de a pie miran por su bolsillo y por la constante subida de los precios.