¡Gracias!

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    Cada piedra y cada error
    que marcan ruta y esencia
    al avance de la ciencia
    y su proceso,
    van más tarde o más temprano
    caminando de la mano
    del progreso.

     

    A veces se nos antoja
    que el estudio del detalle
    es a veces una calle
    sin salida,
    sin ver que, aún cara y penosa,
    la ciencia es defensa honrosa
    de la vida.

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    Pero a veces, lo olvidamos:
    sabemos más del chaval
    que le pega sin igual
    a la pelota,
    que del médico abnegado
    contra el virus dedicado
    a su derrota.

    Es la esencia de este tiempo:
    vacunamos nuestras hijas
    al precio de baratija
    —suena a broma—
    sin  preguntarnos siquiera
    quien le ganó la carrera
    al papiloma.

    Brindo por toda la ciencia,
    por sus logros, sus errores,
    por todos los luchadores
    que, a menudo,
    nos los dejamos aparte
    cuando son los estandartes
    del futuro…

    A todos los científicos que hacen posible, entre otras cosas, que nuestras hijas se vacunen contra el cáncer de cuello de útero.

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