NATURALEZA EN EL INTERIOR DE MÁLAGA
En un día del pasado mes de mayo, nuestro objetivo era subir al Monte Huma, ubicado en el paraje natural del Desfiladero de los Gaitanes, provincia de Málaga. Con una altura de 1.191 metros y un desnivel de 970, este pico no resulta fácil para aquellos que no están acostumbrados a trepar por la montaña, ya que tiene algún paso delicado, aunque con precaución tampoco tiene mayor dificultad.
Nos situamos en la estación del Chorro, paraje natural anteriormente mencionado. Aquí dejamos los coches y Manolo, Josefa, Juan, Javier, Rosa y yo empezamos a andar cogiendo en un principio por la pista forestal que sube por el sendero del haza del río, son las 10:30 horas y nos quedan todavía tres o cuatro horas hasta llegar a la cima.
Después de varias curvas por la pista, y tras una hora de recorrido, llegamos a una pequeña cantera de calizas en la parte izquierda. En esta quedan marcas de fósiles y detrás una paredes rocosas por las que tendremos que pasar.
En una curva muy pronunciada hacia la izquierda, y con las paredes rocosas muy cerca de nosotros, nos encontraremos un hito igualmente en la izquierda. Es el momento de abandonar la pista y coger por el sendero, que tras quince minutos nos lleva al principio de una escalerilla árabe esculpida y tallada en la misma roca de forma artificial, que hace de paso por las impresionantes paredes existentes. Después de la escalera pasamos por un puertecillo y luego por la parte alta del gran embudo y, finalmente, encontramos una alambrada, que no nos impedirá el paso. Estamos ahora en la parte alta del torrente que va a desaguar el Guadalhorce, desde aquí vemos algunos campos cultivados, un pinar hacia el este y el Cortijo de Can Pedrero al pie de las Placas de Atrás.
Desde la cortijada buscamos una rampa inclinada al noroeste del mismo (para orientarnos, queda ligeramente a la derecha por detrás del cortijo), ya que por ella salvaremos los acantilados que hay a su espalda. En las inmediaciones hay una vaguada bien marcada con grandes hitos que nos irá marcando el camino de subida.
Conviene que subamos por la ladera que queda a la izquierda de esta vaguada, según nuestro sentido de la marcha. Siguiendo con la subida llegaremos a un nuevo tajillo, que superaremos con facilidad buscando una trocha hacia el este. Subiremos por ella con algunos apoyos de manos y tras esta pequeña ascensión descubriremos la meseta de la cumbre, espacio ligeramente inclinado y con muy poco desnivel, al fondo del cual destaca el hito de la cumbre que es nuestro objetivo. Aquí, una pequeña niebla se apoderó del terreno y el viento empezó azotar. Nos dirigimos hacia el hito, donde, cuando la niebla desapareció (que fue rápido), las vistas eran espectaculares. Los embalses, el desfiladero y en la lejanía algunas manchas blancas de los distintos pueblos de la zona.
Ya a la bajada, inspeccionamos otros senderos que se dirigían hacia el cortijo. En cualquier caso desembocan en el paso sobre la pared indicado con grandes hitos, ya muy cerca del mismo.
Una vez abajo, algunos nos fuimos a visitar las ruinas de Babastro para completar un hermoso día en la naturaleza.