La vertiente reivindicativa de las asociaciones pierde peso frente a la festiva

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    Antonio Rincón, presidente de Unidad Nazarena, hace balance del asociacionismo local

    Han pasado 47 años desde la fundación de las asociaciones en la década de los 60, cuando los vecinos deciden reivindicar a través de organizaciones legales lo que no podían hacer desde la clandestinidad en el periodo franquista. Por este motivo, según recuerda Antonio Rincón, presidente de la federación de asociaciones de vecinos Unidad Nazareno, “hasta la década de los 70 y 80  las entidades tuvieron un alto componente político en las que los afiliados de los partidos de izquierda tenían una alta participación”.

    En aquellos años, las carencias de infraestructuras, equipamientos, servicios y otras necesidades básicas marcó el punto de ebullición de las asociaciones vecinales y de los partidos políticos en la transición democrática. Hoy en día, la situación es muy diferente, decreciendo el número de afiliados políticos, alcanzando, en palabras de Rincón, “tan sólo el 0,60 por ciento de la población total, mientras que los afiliados vecinales suponen un 5,80 por ciento del total de la población, en torno a los 7.000 asociados”.

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    Un cambio que también se refleja, continúa el presidente de Unidad Nazarena, “en la carencia de pluralismo político activo y comprometido que hizo a las asociaciones tener un papel tan importante en la Transición”. Sin embargo, “han ganado en independencia política, aunque los partidos políticos, sobre todo los que gobiernan, tiendan a ver en las entidades a sus adversarios políticos”, apostilla Rincón.

    Además, muchas de las reivindicaciones de los años 70 se han cubierto por lo que el papel de las asociaciones tiende a ser más cualitativo ante los nuevos retos de la sociedad actual. Otros de los puntos claves es la no incorporación de la juventud, “porque su barrio no es su problema”, así como la falta de idealismo en la sociedad, en la que “pocos trabajan altruistamente”. Por ello, para Antonio Rincón el futuro de las asociaciones no pasa por la entrada de la juventud, aunque, de tener futuro, hace falta un releve paulatino de sus asociados y dirigentes”.

    Todo esto ha provocado, además de su vertiente reivindicativa, que las asociaciones cada vez más dan la imagen de ser organizaciones que se dedican a actividades festivas, en lugar de dedicarse, en palabras de Rincón, “a  incidir en la vida política en interés de las generalidad de los vecinos, dando un empuje a l cumplimiento de sus fines”.

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