"Mientras tenga ilusión seguiré dedicándome a ésto”
¿Cómo y cuándo comenzó su trayectoria política?
Soy militante del PSOE desde el año 1980. Cuando llegué a Dos Hermanas en 1984 trabajaba como militante en asociaciones y también en el Comité, pero no fue hasta 1995 cuando el alcalde me llamó para que fuese en las listas electorales de ese año. En ese momento me lo pensé mucho, pero mi familia me animó y acepté.
Ha sido concejala de Salud y Consumo y de la Mujer. ¿Cuáles han sido los momentos más importantes de su carrera política?
Ha habido muchos momentos importantes, aunque no se vean. En una concejalía como la de la Mujer los logros son a largo plazo y después de una labor callada. Pero ver cómo se consiguen listas paritarias o un lenguaje menos sexista me llena de satisfacción.
A pesar de estar con la resaca electoral, está al pie del cañón.
Sí, todos los días. No me quiero permitir el no venir a trabajar. Todas mis compañeras están muy implicadas con su labor y yo también.
Tiene la experiencia de los años y del trabajo, ¿qué consejo le daría a los más jóvenes que empiezan ahora en política?
No soy quién para dar consejos, y además partimos de diferentes conceptos políticos. Aunque les diría que la política municipal es de lo más gratificante que existe. Estar cerca de la gente, hablar cara a cara, dar un servicio, es una experiencia muy positiva. Los jóvenes están ahora muy preparados y están muy seguros de sí mismos, así que no necesitan consejos.
¿Sigue siendo difícil ser mujer y política en estos tiempos que corren?
Se han dado pasos pero todavía queda mucho camino por recorrer. Existen las listas cremallera y las mujeres tienen más presencia, pero debería suceder de manera natural, sin que la ley imponga cuotas ni listas paritarias. No sé si llegaré a verlo, pero me gustaría que sucediera, la normalización y la igualdad entre hombres y mujeres.
¿Entonces no piensa en la jubilación?
La jubilación no se me pasa por la cabeza. El alcalde ha querido que yo esté en la coporación, ha seguido confiando en mí, así que no voy a defraudarle. Mientras la salud me respete, estaré aquí. Y, sobre todo, mientras tenga ilusión, seguiré trajando. El día que no tenga ilusión, entonces será cuando deje de acudir a mi trabajo.