Igual que la pavesa que se eleva
y se pierde al fundirse con el viento;
lo mismo que la dicha del momento
de un beso, del primero que se prueba:
del mismo modo todo se renueva,
todo pasa, no importa que el acento
lo perfume la dicha o el tormento,
la edad adolescente o la longeva.
Y así la feria, siempre tan soñada,
tan vivida y por siempre tan cantada,
también pasa al tic tac de un año más.
Lo bueno de la feria es que sabemos
que a poco que a los meses descuidemos,
volverá tras quemar su cuenta atrás.
Surubí Gardom