Las mismas buenas palabras,
los mismos buenos deseos,
el mismo y hábil empleo
de mismas abracadabras. Los mismos buenos recursos,
sello del mismo conserje,
que en las mismas zonas verdes
planta los mismos discursos.
La misma huella cercana
–del mismo pie socialista–
que tras de la misma lista
se viste en la misma pana.
La misma y buena costumbre
de proponer –digno rito–
que a veces es lo mismito
de aquello que no se cumple.
Quizás las mismas carreras,
quizás los mismos badenes,
quizás en mismos arcenes,
sin casco mismas cabezas.
Presentan fe y optimismo,
mismas –también– buenas obras,
mismas luces; mismas sombras;
presentan más de lo mismo…