El cantante puso en pie al público que abarrotó las dos funciones
Este fin de semana el Teatro Municipal ha registrado un lleno absoluto entre las noches del viernes y el sábado gracias a la actuación de Manuel Lombo. El cantante nazareno ha derrochado en el escenario toda su fuerza, su juventud y su talento para dar a conocer en su ciudad natal las canciones de su primer disco homónimo. Un disco largamente esperado por los seguidores de este joven a quien le ha llegado la fama de la mano de una madrina incomparable, María Jiménez. Con mucha puntualidad entró Lombo en el escenario, con un atuendo sencillo y juvenil, siempre elegante, para presentarse ante sus paisanos, que llenaban las gradas del teatro, en el que no cabía ni un alfiler. No obstante, dos horas después de que se pusieran las entradas a la venta, se colgó el cartel de no hay localidades.
Tras la primera canción, Manuel tuvo unas palabras emocionadas para Dos Hermanas, su pueblo, “a quien llevo por bandera dondequiera que voy”. El cantante desgranó las canciones de su primer disco así como algunas piezas muy conocidas, aunque con su particular estilo, mezcla de flamenco, pop y canción española que tan buena acogida tiene entre su público. Desgarrado, melancólico, alegre o con sentimiento, Lombo siempre demostró sus dotes artísticas, transmitiendo un caudal de emociones a los asistentes.
En la segunda parte, el piano fue el protagonista, ya que cantó sólo acompañado por éste, con elegancia y ofreciendo un potente chorro de voz que el público supo agradecer con varias ovaciones efusivas. Al final del concierto, el aplauso duró varios minutos, ante el entusiasmo de amigos y admiradores y la visible emoción del artista.
Saber estar sobre las tablas
Manuel Lombo hizo gala de su saber estar en el escenario, con la experiencia que le da el haber estado en las tablas desde hace muchos años junto a su querido grupo de Coros y Danzas, al que también hizo referencia y a cuyos componentes agradeció el detalle de haberle regalado un ramo de flores blancas, que estaba depositado a los pies del piano.