Lanzarote. La isla volcánica

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FICHA TÉCNICA DEL VIAJE
CÓMO LLEGAR: Al aeropuerto internacional de Arrecife.
DÓNDE ALOJARSE: Hay cientos de hoteles de todas las categorías repartidos por la isla.
QUÉ VER: Parque Nacional de Timanfaya, Jameos del agua, playa de Papagayo y Famara, pueblos de Teguise, Haria y Yaiza. Salinas de Janubio y los hervideros.
COMARCAS: Distribuido en siete comarcas (Yaiza, Tinajo, Tías, San Bartolomé, Arrecife, Teguise y Haria).
EXCURSIÓN RECOMENDADA:
• Desde playa blanca, en el sur, tomar el barco hacia la isla de Fuerteventura, a 10 minutos escasos. • Paseo a camello por los alrededores de Timanfaya. La isla de Lanzarote es única, es distinta, me cautivó su paisaje. Volcánica en todo su recorrido. Esta isla parece estar pensada para impresionar al viajero. Playas desiertas, empinados acantilados, cráteres dispersos en un paisaje árido, viñedos que crecen casi de forma milagrosa, y en el sur de la isla, Timanfaya, representa la belleza natural de este enclave único en el mundo.
Lanzarote es una de las islas que forman parte de la provincia de Gran Canaria, con una superficie de 862 Km2 y un altura máxima de 671 m., está compuesta  también de un pequeño archipiélago llamado "el archipiélago chinijo" situado al norte y formado por la isla La Graciosa y Alegranza.
La historia de Lanzarote es un poco incierta ya que nos encontramos con pocos restos de su pasado, debido a las distintas erupciones que se han producido a lo largo de los tiempos, quedando bajo la lava todo aquello que pudiese revelar su origen.
Declarada Reserva de la Biosfera en 1993, con la declaración del  Parque Nacional de Timanfaya, y otros tantos espacios protegidos, hacen que este lugar sea un paraíso natural.
La isla perfectamente se puede recorrer en un par de días o tres, deteniéndonos en aquellas partes que resulten más interesantes, y puedo asegurar que son muchas. La ruta la podemos empezar desde la capital, Arrecife. Recibe este nombre por el conjunto de islotes que suben y bajan con la marea, en uno de ellos, el de San Gabriel, está asentado el Castillo con el mismo nombre, fortaleza a la que se accede a través del Puente de Las Bolas (Torriani, s. XVI). El Castillo de San José es otro lugar de visita obligada, rehabilitado en 1968 por César Manrique.
Desde allí nos acercaremos a Tahíche, donde se ubica la fundación César Manrique vivienda del artista construida en cinco burbujas volcánicas.
La villa de Teguise, declarada Conjunto Histórico Artístico, es un hermoso lugar donde el paseo por sus calles nos brinda una agradable sensación a tiempos pasados, sus casas blancas, sus tiendas de artesanía, sus vinos y en cada rincón cactus de dimensiones gigantes, nos indican que estamos en un ambiente tropical. Frente al pueblo de La Villa se puede ver el Castillo de Santa Bárbara sobre la montaña Guanapay, lugar que acoge actualmente el Museo del Emigrante.
Saliendo de Teguise rumbo al norte, se puede visitar a la izquierda, el Santuario de La Virgen de Las Nieves, en el Risco de Famara, y a unos 10 kilómetros escasos, quizás la playa más bella de toda la isla. Salvaje, virgen y con unos impresionantes acantilados, este lugar invita al sosiego, la paz y la meditación.
Cruzando el pueblo de Los Valles, llegaremos al singular pueblo de Haria  conocido como El Valle de las 10.000 palmeras, hermoso lugar que rompe con el árido paisaje generalizado de la isla, desde lo alto parece un gran oasis, en medio de un terreno inhóspito.  
Ya en la zona  norte de la isla, llegamos al Mirador del Río, excavado en la piedra, es una de las mejores obras de Cesar Manrique y un magnífico enclave desde el cual las vistas del archipiélago Chinijo hacen que este lugar sea uno de los más bellos de la isla.  
Siguiendo la ruta por la costa y después de pasar el pueblo de Orzola llegamos a los Jameos del agua, una impresionante cueva, en cuyo interior el agua salada se ha acumulado formando unos pequeños lagos y en donde viven unos diminutos peces que se han habituado a la zona. Este lugar es un espacio protegido con un interés científico a nivel mundial.
Nos dirigimos ya hacia el sur, dejando a nuestra izquierda Arrecife y Puerto del Carmen, este último es una zona turística muy importante, con varias playas, hoteles, centros comerciales y todos aquellos placeres que nos hacen poder disfrutar del ocio.
Ya en el extremo sur, con su blancura, Playa Blanca nos recibe a veces con fuertes vientos procedentes de Africa, una niebla de polvo del desierto, nos avisa de la cercanía con el continente africano.
Es un lugar acogedor, pequeño y con playas interesantes, destino apreciado por los submarinistas. Recomendaría recorrer los 7 u 8 kilómetros a pie por la costa situada entre Playa Blanca y la playa de Papagayo. Las calas y las rocas forman unos paisajes de ensueño. Al final, Papagayo nos recibe con sus aguas transparentes, a veces azules y otras verdes, siendo una de las playas más bellas de la isla.
Por último, la parte más emblemática y la más importante, El Parque Nacional de Timanfaya, pero antes describiré otros tantos lugares de interés que pasan por la ruta desde Playa Blanca al Parque.
Los hervideros, pequeñas formaciones de rocas en la misma costa, donde el agua penetra a gran velocidad y se escapa por los distintos huecos existentes entre ellas.
Salinas de Janubio y la Laguna verde, pequeño lago con un color verduzco donde el contraste de colores (verde, marrón y negro)  resaltan con gran belleza.
Yaiza, capital de la comarca,  hermoso pueblo en donde hay que destacar La Casa de Benito Pérez Armas y la Ermita de los Remedios.
La forma de cultivo desarrollado por el agricultor isleño para combatir la sequía. En este tramo de carretera las imágenes se suceden con una gran belleza, los colores, las formas y los contrastes sorprenden al viajero. Una parada en las muchas ventas allí existentes es de agradecer, los vinos son famosos en esta zona, y una copita hay que catar.
Llegamos al Parque Nacional de Timanfaya, paisaje volcánico que recorremos hasta llegar al islote de Hilario (Montaña de fuego) donde se realizan exibiciones geotérmicas y donde se encuentra el único restaurante del mundo en el que se cocina con el calor de las entrañas de la Tierra.
Nuestro coche lo dejaremos en el aparcamiento del restaurante después de haber pagado nuestra correspondiente entrada al Parque. Un autobús nos llevará por las carreteras de Timanfaya, mostrándonos los conos volcánicos y los distintos cráteres allí existentes. Cuando paseamos por este parque, la sensación de estar en la luna es casi permanente.
Lanzarote es una isla distinta. Es bella.

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