Una eterna constante convertida
en la esencia de nuestra sociedad,
es el contraste, vieja dualidad
de las luces y sombras de la vida. Pues nosotros, viviendo en Dos Hermanas,
somos siempre testigos de excepción
de cada incomprensible situación
que convierte en teatro a nuestro entorno,
haciendo del contraste, luz de fondo;
vistiendo a nuestro asombro por telón.
Es caso de las cosas con que sigo:
las viviendas sociales nazarenas
van haciéndose añicos, y la escena,
el intacto velódromo presencia
huérfano de ruindad, despampanante,
sin grietas que enseñar… mientras delante,
la zona sur se agrieta en sus carencias.
Otro caso curioso, y ya concluyo,
va sobre nuestras DOS televisiones,
que a través de buscar asociaciones
tratarán de encontrar el buen camino,
para ser digitales consiguiendo
proyectar la cultura, que yo entiendo,
es su fin primordial y su destino.
Y es aquí donde está nuestro contraste:
¿No choca que este afán por la cultura
y que busca esbozar asociaciones,
lo tengan que ofertar televisiones
que quitan tantas horas de lectura..?