Recientemente se ha celebrado el ‘Día de los Sin Techo’. Con él quiere provocar una honda reflexión sobre la exclusión y violencia que sufren en nuestra sociedad las personas sin hogar. Aunque nos parezcan situaciones irreales, este fenómeno se produce en cualquier ciudad del país, también en nuestra localidad. Por eso Cáritas llama la atención de los vecinos y vecinas de Dos Hermanas para que tomen conciencia de las personas que viven en la calle. Todos, desde las estructuras sociales, las administraciones públicas y medios de comunicación tienen un papel fundamental en la lucha y erradicación de este mal. La campaña resalta que violencia es todo aquello que impide satisfacer las necesidades fundamentales: alimentación, vivienda, vestido y dignidad, y como tal debemos vencerla y eliminarla.
Cáritas conoce de cerca este “rostro de la pobreza”. Sabe que la exclusión social, como fenómeno, alcanza su máximo exponente en las personas sin hogar. Son muchas las personas sin techo que pasan por las parroquias de nuestra ciudad a lo largo del año demandando ayuda básica, normalmente alimentos no perecederos, ropa de abrigo, mantas, hornillos y demás. También suelen solicitar ayuda en la tramitación de algún tipo de documentación (D.N.I, tarjeta sanitaria, etc). Con la llegada del invierno, este fenómeno recrudece su problemática ya que, con el frío se hace casi insalvable vivir a la intemperie, en algún precario chamizo, soportal o cajero. Por eso es tan importante destapar ante la ciudadanía esta “realidad invisible a los ojos de la mayoría”. Y es que podemos pensar que, al no ser visible, este fenómeno ya no existe.
Las vías para caer en esta situación son muy variadas: problemas de salud mental, alcoholismo, drogadicción u otros factores socioeconómicos (pérdida de trabajo, ruptura matrimonial, dificultad de acceso a la vivienda o la pérdida del apoyo familiar). Ya no estamos hablando del fenómeno del individuo transeúnte, es decir, personas que deambulan de una ciudad a otra buscando acomodo en los albergues, no, son vecinos y vecinas de nuestra ciudad los que pueden caer en esta red de exclusión más fácil de lo que podemos imaginar. Llegados a este punto, cabe reseñar las dos caras de esta realidad:
PERSONAS SIN TECHO: son las que están literalmente tiradas en la calle, es decir, en espacios públicos abiertos y que duermen, a veces, en albergues nocturnos, cerrados durante el resto del día.
PERSONAS SIN HOGAR: son quienes viven en centros de acogida, en régimen y estancia completa y un tiempo de residencia limitado, y que carecen de otra alternativa.
Capítulo aparte es la situación de los extranjeros en situación irregular. Ese fenómeno que muchos vienen a denominar “los sin papeles”. En ellos se combina el fenómeno de los sin techo y los que viven en infraviviendas, prácticamente hacinados. Si nos paramos a pensar fríamente esta situación, nos puede abordar una interrogante ¿tenemos derecho a llamar a un ser humano “irregular” por falta de una documentación…? Cáritas cree que no, ninguna persona y bajo ningún concepto se puede considerar “ilegal”. Cáritas alerta sobre el “cambio de rostro” que se está produciendo en el perfil de las personas sin hogar en los últimos años, debido al aumento del número de jóvenes, de mujeres y de inmigrantes. Ante la sociedad del bienestar que nos rodea, Cáritas tiene la obligación de mostrarnos la realidad al desnudo y recordarnos los ocho millones y medio de pobres existentes en España. Y más aún, tiene que subrayar las 30.000 personas que carecen de un techo donde vivir, y las 273.000 que residen en infraviviendas.
Pero, a pesar del panorama descrito, se pueden desarrollar políticas sociales que incidan en la erradicación de este fenómeno. Desde el Gobierno de la nación hasta las corporaciones locales tienen que realizar un mayor esfuerzo para conseguir que en pleno siglo XXI nadie viva a la intemperie.