Catorce voluntarios prestan sus manos para ayudar a los más necesitados
En septiembre de 1976 se creó la Bolsa de Caridad de la Hermandad del Gran Poder de Dos Hermanas. Ahora se cumplen 30 años de dedicación a los demás de unos hombres y mujeres que han ido cambiando a lo largo de estas tres décadas pero que siempre han estado al servicio de los demás.
Actualmente la Bolsa de Caridad está compuesta por 14 personas, hermanos del Gran Poder, que se dedican a distintas labores asistenciales con los menos favorecidos. Aunque tal como cuenta el diputado de Caridad, Fernando Herrador, “los tiempos han cambiado y ahora nuestras actividades no van tanto por la compra de alimentos o mobiliario para las familias que tienen menos poder adquisitivo o una situación de exclusión social, sino que van por otros derroteros. Ha habido una gran evolución”. Las necesidades de la sociedad van cambiando y con ella las labores de la Bolsa de Caridad.
Durante todo este año, la Bolsa de Caridad ha ido desarrollando diversos actos para conmemorar esta fecha, como la misa que ofició en febrero el reverendo Eduardo Martín Clemens, con motivo de este aniversario; o la confección de separadores de página con la efemérides de esta ocasión que se han repartido a hermanos, fieles y todos los ciudadanos que se han acercado hasta la capilla del Gran Poder, además de charlas y conferencias diversas.
Nuevos retos para la caridad
En estos momentos los casos más urgentes se refieren a la asistencia para personas mayores, orientación laboral e inserción social y laboral de inmigrantes, aunque persiste la asistencia a familias desfavorecidas. “Pero incluso en esos casos”, explica Fernando Herrador, “hay un problema de paro detrás, normalmente”. Por eso existe colaboración con el Servicio de Orientación Laboral de Cáritas para este caso, por ejemplo.
Pero también se trabaja intensamente con los inmigrantes. Desde el año pasado se imparten clases de alfabetización y de español para extranjeros gracias a la idea surgida en esta Bolsa de Caridad. Debido al aumento de esta población surgió la posibilidad de dar estas clases para que los inmigrantes resolvieran sus problemas de empleo superando la barrera del idioma. Unos cursos que seguirán teniendo continuidad a la vista de la gran aceptación que han tenido.
¿Qué hacer con nuestros mayores?
Uno de los puntos fuertes de la labor de la Bolsa de Caridad es la asistencia a personas mayores, un colectivo muy poco estimado en la actualidad. A través de la Red de Cariño, los miembros de la Bolsa de Caridad visitan a los ancianos de varias residencias a los que brindan su compañía y con los que organizan meriendas, talleres de trabajos manuales, de literatura o de labores. El diputado de caridad comenta que "en las residencias que están más alejadas es donde valoran más nuestras visitas, que se toman como algo extraordinario, porque normalmente no reciben muchas visitas".
Además de visitar a enfermos y ancianos, la Bolsa de Caridad se dedica a la divulgación y a la organización de charlas sobre distintos temas que afectan a todos. Un ejemplo de este tipo de conferencias es la que pronunciaron Sor Aurora, superiora de la residencia San Rafael, y Asunción Gutiérrez, pedagoga del Ayuntamiento de Dos Hermanas, titulada ‘¿Qué hacemos con nuestros abuelos?’ y que giró en torno al tema de la situación de desamparo en la que se encuentran algunos de nuestros mayores.
Pastoral penitenciaria
Por otra parte, desde el mes de junio del año pasado funciona la Pastoral Penitenciaria, formada por miembros de las parroquias de La Oliva, el Divino Salvador, el Ave María y La Motilla, así como por la Bolsa de Caridad del Gran Poder. La función de esta Pastoral Penitenciaria "es visitar a los presos de Dos Hermanas que nadie va a ver y también hacer de puente con la familia. Nosotros ponemos además a disposición de los familiares que lo necesiten un coche para ir a la cárcel", explica Fernando Herrador.
Las Navidades pasadas esta entidad organizó una actividad cargada de emotividad, ya que se propuso a los niños escribir tarjetas de felicitación a los reclusos, sobre todo a los extranjeros, para que se sintieran arropados en estas fechas tan señaladas. "A los presos también se les compra calzado y ropa interior, pero queremos obtener un permiso para poder entrar a la cárcel y tener un contacto más directo, sin tener que depender de terceros", argumenta el diputado de Caridad.
Las visitas a residencias infantiles también están dentro de la agenda de la Bolsa de Caridad. Y no sólo visitas, sino apoyo con compra de colchones, camas y alimentos, como es el caso del hogar de Fuentes de Andalucía.
Pero no acaba ahí la cosa, puesto que los miembros de la Bolsa de Caridad colaboran también con asociaciones, como la Asociación Española contra el Cáncer, o con otras hermandades, como la Borriquita, organizan donaciones de sangre, llevan juguetes a los niños, visitan a enfermos en los hospitales, reparten alimentos y llevan de excursión a los más pequeños y también a los ancianos, según sus necesidades, además de brindar todo tipo de apoyo en una labor admirable. La campaña de Navidad es, sin duda, una de las fechas clave para la Bolsa de Caridad, en la que despliegan un gran dispositivo humano para hacer más cálidas estas fechas a aquellos que estan solos o enfermos.
Muchos son los voluntarios que, de forma desinteresada, han pasado por la Bolsa de Caridad del Gran Poder, pero actualmente son Joaquín Alanís, José Barbero, Antonio Cabrera, José Domínguez, Manuel García, Manuel González, Fernando Herrador, Juan LUis Martínez, Teresa Ortega, Antonio Ortiz, Valme Pedrera, José Miguel Ricardo, Valme Soria y Juan José Valencia los que se encargan de estos menesteres.
La caridad bien entendida
La forma de entender la caridad ha evolucionado mucho en estos 30 años y actualmente las mayores necesidades pasan por un voluntariado que se involucre con las tareas de la Bolsa de Caridad. “Se podría hacer mucho más si tuviésemos las manos necesarias. El dinero no es un problema, lo que falta es un equipo amplio detrás que responda”, explica Fernando Herrador.
Algunas de las nuevas ideas para atraer más voluntarios, sobre todo entre la gente joven pasan por proyectos como el de asignar a cada persona un anciano, c”omo una especie de abuelo ‘postizo’, al que visite, con el que pase tiempo, y le brinde su cariño y su compañía, puesto que la soledad es uno de los males más extendidos”.
En la actualidad las Bolsas de Caridad tienden a colaborar con fundaciones o proyectos más generales porque faltan voluntarios, a pesar de tener detrás a hermandades que las apoyan. Los nuevos retos de estas entidades pasan por acercarse a los nuevos colectivos desfavorecidos y por atraer a la gente joven para que se involucre en estos temas, “ya sea desde la caridad cristiana o entendida desde otra óptica. Pero siempre se necesitan más manos, más voluntarios”.
La caridad se enfrenta a nuevos retos como la inmigración
Desde que se creó la Bolsa de Caridad de Gran Poder, hace ya treinta años, la forma de ofrecer un servicio a los más necesitados ha ido cambiando y evolucionando con los tiempos. Al principio se cubrían necesidades básicas como la comida, el calzado o la ropa, por lo que se satisfacían las precariedades más urgentes.
En la actualidad estos recursos, los alimentos y la ropa, están al alcance de un mayor número de personas y los retos a los que se enfrenta la caridad tienen otros nombres: desempleo, inmigración o exclusión social.
En el caso del desempleo, existe un Servicio de Orientación Laboral en Cáritas, con el que colaboran las bolsas de caridad de las distintas hermandades, que ayuda a encontrar trabajo y a conocer las técnicas de formación.
Por otra parte, la inmigración supone uno de los mayores retos de la caridad actual. Son muchas las personas que abandonan su país de origen para venir a España en busca de un futuro mejor y, sobre todo, encuentran barreras, como la del idioma. Por esta razón la Bolsa de Caridad de Gran Poder, en colaboración con Cáritas, puso en marcha el pasado año unos cursos de español para extranjeros con los que han conseguido que muchos inmigrantes se integren en la ciudad y encuentren también un trabajo.
Los niños y los mayores que están solos son otros colectivos que necesitan mucho del apoyo de los voluntarios, aunque el mayor reto de todos sea conseguir personas que aporten su granito de arena en esta tarea de ayuda y servicio a los demás.