El domingo del Corpus es uno de esos días en los que Dos Hermanas se hace pueblo. Una esplendorosa mañana en torno al Santísimo plena de detalles y tradiciones, que arranca pronto con el montaje de los altares que se montan en el recorrido que seguirá la procesión organizada por la Hermandad Sacramental de Dos Hermanas y que sale cada año de la Parroquia de Santa María Magdalena.
Se hace pueblo con esos bellos altares que engalanan el centro de la ciudad, como los montados por hermandades como Gran Poder y Borriquita en la calle Santa María Magdalena; Oración en la puerta de su casa hermandad en Aníbal González, donde los hermanos Salgueros decoran la fachada de su vivienda; Santo Entierro y Rocío en la calle Ntra. Sra. de Valme, junto al de la Obra de la Iglesia; y Santa Ana, estrenando ubicación este año en la calle Lope de Vega. Además, este 2023 se estrenaba un nuevo altar en la Plazoleta Menéndez y Pelayo, montado por la Agrupación de los Ángeles de Montequinto y los vecinos de la calle Divina Pastora. En esta céntrica calle, también se organizó una exposición de altares que, como cada domingo de Corpus, hizo las delicias del público.
La Hermandad de la Sagrada Cena tampoco faltó a su cita con el Santísimo, montando su altar junto al edificio de Villa Pepita, en la calle Botica. En esta ocasión, por su 25 Aniversario, estuvo presidido por el misterio de la Sagrada Cena, que procesiona cada Jueves Santos, y que salió de su casa hermandad en la calle La Hacendita a las 8:00 horas. Destacó sobre la mesa de esta escena bíblica cuencos de aceitunas en homenaje a la Dos Hermanas del olivar, un detalle que también hace pueblo. Terminada la procesión, el misterio regresó a su casa, acompañado, en esta ocasión por los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de Presentación al Pueblo.
También hace pueblo la alfombra de ramas verdes que se extiende por las calles por donde pasa el cortejo o los niños y niñas que forman parte del mismo tras hacer su Primera Comunión. También la representación religiosa, civil y militar que se suma a este celebración, con la presencia de las hermandades y agrupaciones parroquiales, cuerpo militar, policía local y nacional, la junta superior del consejo de hermandades y cofradías o la representación en funciones de la corporación municipal, presidida por su alcalde, Francisco Rodríguez.
Pasada las diez de la mañana la comitiva se puso en la calle, en una Plaza de la Constitución bien ambientada de público, que ya comenzaba a buscar las primeras sombras de la mañana por las altas temperaturas que se avecinaban. Beato Bienvenido María de Dos Hermanas fue el primero de los pasos que abrió la comitiva, con los sones de la Agrupación Musical de Ntra. Sra. de Valme. Le siguió el gran estreno de la jornada, la presencia por primera vez en el corpus de la imagen de Santa Ángela de la Cruz. La talla de Antonio Luis Troya iba sobre el paso cedido por el Colegio Sagrada Familia, con un cortejo organizado por la Hermandad de la Amargura.
El resto de la comitiva siguió el mismo orden, apareciendo en la puerta de la parroquia la comitiva de la Hermandad de Valme que presidía al Santo Rey Fernando, seguido de la Divina Pastora de las Almas, con la Banda de Presentación tras su paso, el Niño Jesús, con luto por el fallecimiento del novillero Javier Camúñez, quien fuera costalero de esta paso, y, cerrando el cortejo, el paso de la Custodia con el Santísimo y los sones de la Banda de Santa Ana.
Durante las más de dos horas que estuvo la procesión del Corpus en la calle, el centro de Dos Hermanas registró una ambientación poco habitual en una jornada de domingo. Mucho público por los puntos claves del recorrido, como la calle Botica, donde la gente se arremolinó en torno al altar del Misterio de la Sagrada Cena. Muchos abanicos, tanto en el cortejo como en el público, y sombras bien cotizadas para mitigar las altas temperaturas de la media mañana. Pero, sobre todo, destacó la presencia de mucha gente joven que ha participado de esta tradición, como costaleros o formando parte de un cortejo rico en detalles.