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La plaza de la Constitución y su evolución histórica (y IV)

El espacio público más antiguo de la ciudad.

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Con éste ponemos fin a la serie de artículos dedicados a la evolución histórica de la plaza de la Constitución. En esta ocasión, veremos el siglo XX, momento clave pues es cuando se le dio a este espacio el aspecto que hoy en día conocemos.

Aquella centuria comenzó con reformas. Es entonces cuando el consistorio nazareno comienza a prestar especial atención a esta plaza, que seguía siendo el centro de la vida cotidiana de la villa, y el lugar preferido por los vecinos para pasear. De ese modo, se procedió a plantar palmeras y otros árboles, y colocar bancos. En el centro de la plaza, a instancias de don Jesús de Grimarest, se colocaría (en 1902) una artística farola de forja realizada en el famoso taller de fundición de «San Antonio» de Sevilla. Asimismo, a fines de la segunda década del siglo, se procedería al adoquinado del lugar, poniéndose fin a los continuos problemas que se originaban cada vez que llovía.

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Pero si hay una fecha fundamental en el devenir de esta plaza nazarena, esa es el año 1938. Seis años antes, se había procedido al derribo del antiguo mercado de abastos, dando lugar a la aparición de una explanada que sería ocupada por unos jardines que, en 1934, se acuerda que llevara el nombre de «Moreno Calvo», en honor de Guillermo Moreno Calvo, en ese momento subsecretario de la Presidencia de la República.

Sin embargo, tras el estallido de la Guerra Civil, sería retirada dicha denominación, procediéndose a la reforma tanto de ese antiguo solar ocupado por el mercado, como del resto de la plaza, llamada desde 1937 de «José Antonio Primo de Rivera».

La reestructuración consistió en la construcción de unos frondosos jardines (es a partir de entonces cuando se comienza a conocer a esta plaza como «Plaza de los Jardines») siguiendo una disposición norte-sur (la que todavía posee), la instalación de una fuente pública en su centro (primera que tendría Dos-Hermanas en su Historia) y de bancos decorados con cerámica trianera, así como la edificación de la Cruz de los Caídos. Cierta-mente, aquella reforma dio un nuevo aspecto a la principal plaza de la localidad, siguiendo la corriente regionalista, aún imperante en esa década de los años 30.

Andado el tiempo, en octubre de 1983, se inaugura el monumento a la Fraternidad tras haberse remodelado la Cruz de los Caídos. Y, cuatro años más tarde, los reyes Juan Carlos I y Sofía de Grecia inauguran el monumento al rey Juan Carlos, obra del escultor Jaime Gil Arévalo, y ubicado frente a las casas consistoriales.

Actualmente, la plaza si-gue siendo el centro neurálgico de la ciudad, donde se asientan buena parte de sus edificios más relevantes, aunque ya no es el escenario principal de buena parte de sus celebraciones más destacadas.

Con esta entrega, cerramos, asimismo, la serie de artículos que hemos dedicado al callejero histórico de nuestra ciudad. Esperamos, ciertamente, que hayan sido del interés general, y que hayan servido para acercarnos un poco más a la rica Historia de las calles nazarenas.

Foto del mes
Aprovechando que en este mes se celebró la festividad del Corpus Christi, traemos esta fotografía de la procesión del Corpus de 1921. Por entonces se celebraba en nuestra ciudad el día de Santiago Apóstol (25 de julio), es decir, el día anterior al de la Patrona, Señora Santa Ana. En la instantánea, tomada en la plaza de Alfonso XII (hoy de la Constitución), vemos el paso que porta la magnífica custodia de mediados del siglo XVIII. Llama la atención la presencia de cuatro sacerdotes colocados en las esquinas del paso, costumbre que tiene sus raíces en el siglo XVIII y que se perdería a lo largo de la pasada centuria.

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