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La plaza de Menéndez y Pelayo

La popular ‘Plazoleta’ en el Callejero Histórico

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En el lugar donde se encuentran las calles Santa María Magdalena y Antonia Díaz se halla, desde, aproximadamente el siglo XVII, la actual plaza de Menéndez y Pelayo, más conocida con el nombre de ‘la Plazoleta’, debido a sus pequeñas dimensiones.

Compartió con la actual plaza de la Constitución, hasta la aparición de la del Arenal en los últimos años del siglo XIX, el privilegio de ser la única plaza que existía en la villa. Y, sin embargo, tuvo desde sus orígenes un escaso protagonismo tanto en la vida cotidiana del municipio como a efectos administrativos, tanto es así que incluso oficialmente las casas que se abrían a este espacio pertenecían o bien a la calle de la Marea (actual Santa María Magdalena) o bien a la de Amaro Martín (hoy Antonia Díaz). Razón por la cual, no aparece en ningún padrón de vecinos de los siglos XVII-XIX. Era un simple lugar de paso. De todas formas, esta recoleta plazuela sí aparece en ciertas escrituras de compra-venta de mediados del XVIII, ya ostentando la denominación de ‘Plazoleta’.

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A mediados del siglo XIX, los vecinos y las autoridades locales comenzaron a dar a este lugar un mayor protagonismo. De esta manera, el 1º de mayo de 1857 se convirtió en uno de los escenarios de la ceremonia de entrega del pendón exvoto de San Fernando. Fue precisamente aquí donde el consistorio levantó una tienda y las autoridades del municipio, con el alcalde Manuel López Varela a la cabeza, esperaron la llegada de los infantes-duques de Montpensier. Para aquella histórica jornada fue profusamente engalanada la ‘Plazoleta’ (como nunca antes lo había sido). Los duques, acompañados por sus hijas (las infantas Isabel, Amalia y Cristina) hicieron acto de presencia a las nueve y media de la mañana, y tras la recepción del alcalde y consistorio y la apertura de la caja que contenía el pendón, iniciaron en este lugar su marcha hacia la parroquia nazarena.

A partir de entonces, los munícipes prestaron mayor atención a la popular ‘Plazoleta’. Sin embargo, hubo que esperar a los primeros años del siglo XX para que se procediera al embellecimiento del recinto. Así, en 1903 se plantaron diversos árboles a lo largo de la plaza y en la sesión celebrada por los capitulares el 23 de marzo de 1904, y a iniciativa de Jesús de Grimarest, se acordó autorizar al alcalde Fernando Muñoz “para que adquiera de una fundición de Sevilla dos bancos canapé de hierro, que se instalarán en el paseo de la Plazoleta de Dos-Hermanas”.

Al poco se colocaron, siendo la prestigiosa Fundición ‘San Antonio’ de Sevilla la encargada de realizar, transportar y colocar los referidos bancos, cobrando por todo ello la cantidad de 125 pesetas. Poco más de una década después, y en el contexto de la remodelación y reforma del paseo de Federico Caro, emprendida por el alcalde Juan Antonio Carazo, el concejal José Gómez Martín propuso instalar en ‘la Plazoleta’ algunos bancos, a la vez que se acordó plantar allí varias acacias de bola y plátanos orientales.

Callejero histórico La Plaza Menéndez y Pelayo

Vecinos destacados
A lo largo del tiempo, las casas de ‘la Plazoleta’ han pertenecido a las calles Santa María Magdalena y Antonia Díaz. No obstante, las consideraremos como parte integrante de este espacio público, pues sus puertas principales se abren aquí. En una de ellas, concretamente donde hoy se encuentra una tienda de calzados, vivió el vecino más ilustre que ha tenido esta plazoleta: el rico labrador José Gómez Martín (1871-1951), apodado ‘Culebra’.
Hijo de otro importante personaje de la villa, Francisco Gómez Rivas, y de María Martín López, fue concejal conservador en los primeros años del siglo XX y ocupó el cargo de alcalde de Dos-Hermanas entre 1923 y 1926. Durante su mandato se llevaron a cabo numerosas actuaciones con el objetivo de embellecer y modernizar la villa. Contrajo en 1893 matrimonio con Faustina Valera García, hija del que fuera concejal y almacenista Manuel Valera Gómez, de cuya unión hubo una hija llamada María Gómez Valera. Su vivienda, que aún hoy se conserva por fortuna, daba también a la calle Botica.

Andado el tiempo, en octubre de 1970 se inauguró casi en el centro de la plaza el monumento a la Virgen de Valme, ejecutado en los talleres de Vicente Coloma Llorens. Cada mes de diciembre, en el día de la Inmaculada, se congregan ante este monumento numerosos nazarenos para realizar una ofrenda floral y cantar villancicos. Y, unos años antes, había abierto sus puertas en la antigua casa de José Gómez Martín el que sería el primer ambulatorio que tuvo Dos-Hermanas, hasta que luego pasó a la calle Antonia Díaz.

Por otro lado, no debemos olvidar que a lo largo del siglo XX abrieron en este espacio numerosos negocios: varias tabernas (como la de Turry en 1937), una farmacia, un banco, una tienda de calzados, una administración de Loterías y una mercería, la de Alvarito, que hace esquina con la calle Aníbal González. Todos ellos han dado más vida a esta plaza nazarena.

Tampoco podemos dejar de nombrar el antiguo corral de vecinos que estuvo junto a la actual farmacia, y la artística cruz de forja situada justo frente al monumento de la Virgen de Valme, donde estuvo la casa de Araceli Gómez Romero. Sobre esta cruz poco se sabe. Fue realizada, con toda seguridad, en el siglo XVIII, y en su origen bien pudo rematar algún edificio de la villa. En fecha indeterminada (puede que en la primera mitad del XIX) quedó colocada en ese lugar. En el azulejo que se puso como fondo la cruz aparece una inscripción que viene a decir que ésta pertenecía al antiguo Vía Crucis que recorría nuestro pueblo. Pero esto no es así, como ya dejó apuntado en 2004 el historiador local Germán Calderón Alonso.

Callejero histórico La Plaza Menéndez y Pelayo

¿Qué nombres tuvo?

Resulta curioso el hecho de que este espacio público nazareno careció de nombre oficial hasta los primeros años del siglo XX. Y es que, desde al menos el siglo XVIII, a esta plaza se le conoció con el simple apelativo de ‘la Plazoleta’, sin más, debido, sobre todo, a sus reducidas dimensiones (si la comparamos con la plaza pública de la villa). En 1904, aparece ya con su primera denominación oficial: plaza de Dos-Hermanas.

Pero poco tiempo llevará ese genérico nombre, pues en la sesión celebrada por los capitulares nazarenos, los concejales integristas Ricardo Díaz y Francisco Aguilar informaron del fallecimiento “del erudito y eximio políglota don Marcelino Menéndez Pelayo, hijo preclaro de España”, al tiempo que propusieron rotular con su nombre una calle de la villa. Y en la sesión del día 31 de ese mismo mes, acordaron los concejales, a propuesta de Fernando Casanovas, imponer el nombre de ese famoso escritor e historiador “a la plazoleta que hoy lleva el nombre de plaza de Dos-Hermanas”. Y desde ese momento lleva este espacio dicha denominación, que ha sobrevivido a los continuos vaivenes políticos.

Sin embargo, el nombre ‘oficioso’ de ‘la Plazoleta’ sigue imponiéndose al oficial de Menéndez y Pelayo, e, incluso, ha dado nombre a una asociación cultural de nuestra ciudad (La Plazoleta de Valme), que tanto ha hecho y sigue haciendo por la cultura del municipio.

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