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Siglo XVI. La Torre Mochuela

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Siglo XVI. La Torre MochuelaEn terrenos cercanos a la hacienda de Maestre de los molinos, al pie de la variante A-4 y rodeada de olivos se encuentra, completamente sumida en el olvido, la histórica Torre Mochuela. Hoy en día presenta un lamentable estado de abandono, quedando muy lejos su etapa de esplendor.

Formaba parte de la línea defensiva que rodeaba la ciudad de Sevilla allá por el siglo XIV, en una época en la que eran relativamente frecuentes las incursiones musulmanas por estas tierras, situadas cerca de la frontera con el reino nazarí de Granada. Se trataba de una atalaya o almenara, es decir, una torre de señales construida con la finalidad de avisar con la mayor rapidez posible de un eventual peligro por parte del enemigo. Su peculiar nombre, Torre Mochuela, le viene de su característica más evidente. Había sido una torre mocha, carente de la debida terminación, por lo que de ahí tomó rápidamente su posterior denominación.

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Posee planta rectangular, de 6,25 por 5,15 metros de lado, teniendo sus muros un espesor aproximado de un metro. Lo que queda de ella apenas supera los ocho metros de altura, y tiene la particularidad de que cada uno de los ángulos de sus lados se hallan orientados a los cuatro puntos cardinales. La torre está construida siguiendo la técnica del tapial, consistente en construir los muros con tierra arcillosa húmeda, añadiéndose paja, cal, ladrillos, pequeñas piedras o trozos de cerámica para aumentar la resistencia. El tapial, conocida ya por los romanos, destacaba por su resistencia y durabilidad. De hecho, las murallas almohades de Sevilla siguen esta técnica constructiva. La Torre Mochuela, a diferencia de la de los Herberos, no se asienta sobre un basamento de piedra, por lo que la base presenta una evidente degradación. Curiosamente, aún se conservan las señales del encofrado de madera utilizado para levantar los muros.

Siglo XVI. La Torre Mochuela

Hoy en día apenas se observan los elementos de la torre que encontraron Hernández Díaz, Sancho Corbacho y Collantes de Terán. Estos autores, en su Catálogo Arqueológico y Artístico de la Provincia de Sevilla (1951), nos ofrecen la siguiente información: “La puerta, de la que sólo queda un hueco informe, se abría en el muro del sureste y daba acceso a un departamento cuadrado que estuvo cubierto con bóveda de medio cañón. La escalera de acceso a la segunda planta se hallaba al costado noroeste, donde se perciben sus huellas; no siendo posible saber cómo se hallaba cubierta la planta alta por no alcanzar los muros hasta la altura del arranque de su bóveda”.

Perdida su función militar, esta antigua atalaya quedó como puntual refugio de pastores y labriegos de la zona hasta que las inclemencias del tiempo arruinaron totalmente el edificio. Eso sí, su nombre perduró en la toponimia nazarena pues a los terrenos circundantes se les conocía (desde el siglo XVI) y aún conoce como el pago de Torremochuela.

En la actualidad, es un monumento inscrito como Bien de Interés Cultural, que espera ser rescatado del olvido en el que en buena parte las instituciones le tienen sumido.

Fueron muchas las torres vigías o defensivas que se levantaron a lo largo y ancho del término municipal nazareno. Algunas de ellas fueron construidas en tiempos de los almohades (finales del siglo XII y principios del XIII), y otras las levantaron los cristianos en el siglo XIV. El padre Flores llegó a reseñar que “las fortalezas que rodean a Dos-Hermanas no son de consideración para defensa y sí solo Atalayas para dar aviso con fuegos y ahumadas”. En este plano, señalamos las torres que existían (o existen aún) en el término de Dos-Hermanas.

Las atalayas y torres defensivas del término nazareno

1 Dos-Hermanas. En un documento fechado en 1376 se habla de la existencia de “una casa con su torre que llaman de Dos Hermanas”. Hoy en día no queda rastro de ella, ¿o sí?…
2 Quintos. Aún se conserva en buen estado su torre defensiva, dentro de la hacienda del mismo nombre.
3 Cuartos. Todavía sigue en pie, integrada en el cortijo, la torre defensiva. Hasta bien entrado el siglo XVI se le conoció como castillo, al frente del cual estaba un alcaide.
4 Torre de Doña María. Fechada a mediados del siglo XIV y conocida también como Borgabenhalon (que significa ‘torre de Ibn Jaldun’), forma parte esta antigua atalaya de la actual hacienda.
5 La Serrezuela. La torre, que a duras penas se mantiene, parece ser que es del siglo XIV. En documentos antiguos se hace referencia como castillo. De hecho, a la posterior hacienda se le conoció como hacienda del Castillo.
6 Torre o Varga Santaren. Hasta hace unas décadas se conservaba el basamento de esta torre de origen musulmán. Las intensas labores agrícolas lo han hecho desaparecer. En documentos de mediados del siglo XVI aún se mencionaba la existencia de esta torre.
7 Torre de los Herberos. También denominada Torre del Caño, es la más conocida de todas, hasta tal punto que campea en el escudo de la ciudad, compartiendo protagonismo con las dos hermanas fundadoras.
8 Torre Mochuela.
9 Torreón sin nombre. A mediados del siglo XX todavía se podían apreciar los restos de esta torre situada sobre un pequeño montículo al pie del arrecife de Cádiz (actual carretera de La Corchuela).
Bujalmoro. Aunque hoy en día no existe, su nombre, derivado de Buj-al-Moro, viene a delatarnos su origen, pues el prefijo buj, borga o bori(a) significa, precisamente, ‘torre’.

Además de las mencionadas, existieron otras muchas sin que sepamos la ubicación exacta: torre de Francisco Fernández (cerca de Fuente del Rey), un torreón cerca de Villanueva del Pítamo y cerca de El Copero las torres de los Franceses y de Bolmamor.

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