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Comunicado de U. Socialistas tras las elecciones generales

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Socialistas como tal unión de partidos socialistas de clase y republicanos, no ha participado en la convocatoria electoral. Si uno de sus socios. Por tanto nuestro análisis es desde el socialismo independiente de los poderes, del estado y de otros partidos.

Unión Socialistas, desde esa autonomía e independencia, pero desde su implicación con el socialismo transformador manifiesta que tras la votación popular nos queda un panorama difícil, confuso y malo para la izquierda institucional. El PP ha vencido, la derecha ha vencido y derrotado al centro-izquierda y las fuerzas de progreso. Pero su victoria es afortunadamente y gracias a los pueblos de España insuficiente. Es decir no tiene fuerza suficiente, para imponer su programa y seguir con las políticas de recorte, el austericidio y de poda contra las libertades democráticas. Es más incluso sería posible un gobierno progresista, aunque lo vemos difícil, visto lo que estamos presenciando. 

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Desde Socialistas (Unión Socialistas) pensamos que el resultado también refleja el constante desgaste de un PSOE sin alternativas creíbles y sin ubicarse en la izquierda, pero también el fracaso de la política espectáculo y el postureo de lenguaje radical, pero programa moderado y el rigodón ideológico al que Unidos Podemos y sobre todo Podemos, nos ha sometido. Es necesaria la confluencia de las izquierdas, sí, pero sobre un programa claro y transformador. 

Como socialistas democráticos entendemos que el espacio del socialismo, ya lo ocupamos los socialistas, que orgullosos de serlo, ni disimulamos, ni escondemos nuestro nombre a pesar del desprestigio que el socioliberalismo ha hecho caer sobre él. Reivindicamos el legado de Pablo Iglesias, pero no para recrearnos, sino para exigir una sociedad diferente, justa y profundamente democrática. Un socialismo preocupado por las personas que sufren paro, marginación, desahucios, pobreza. Que no llegan a fin de mes o viven en el más indigno de los precariados y necesitan con urgencia, nuevas leyes, otros presupuestos generales y servicios públicos de calidad y con coberturas muy superiores.

Pero estos objetivos, solo con la acción institucional no se cubren, son imprescindibles los sindicatos y que estos sean de lucha. Hacen falta las movilizaciones. 

Antes de las elecciones, se han cometido muchos fallos, el primero una legislatura fracasada que no fue capaz de frenar a un gobierno infame en funciones. Una campaña de marketing y mercadotecnia y una minusvaloración de la capacidad del PP y de la derecha para rearmarse y frenar las aspiraciones populares. 

¿Qué podemos hacer? 
En primer lugar acabar con el teatro.

En segundo lugar ejercer desde el parlamento con dureza la oposición a los recortes y las privatizaciones e impedir que un gobierno de minoría imponga sus leyes y presupuestos generales -si no es posible constituir un gobierno de cambio, al menos- y desde ese mismo parlamento, derogar las reformas laborales, la ley mordaza, la ley hipotecaria e instar a una reforma fiscal justa y redistributiva. 

Desde la sociedad, seguir movilizados, exigir a los sindicatos que sean de clase y se impliquen en la solución política de los problemas de las personas trabajadoras y paradas o pensionistas. Garantizar las pensiones y defender el sector público con uñas y dientes.

Profundizar e incrementar la presencia y la continuidad de las Marchas de la Dignidad ampliando su espectro y su importancia. 
Lograr que el TTIP, el TISA y el CETA no sean impuestos a las personas, las empresas y pequeñas empresas, la agricultura y ganadería. Impidiendo la colonización económica de multinacionales extranjeras. 

Organizar con fuerza política a las personas que sufren y hacer pedagogía, mucha pedagogía no solo en la teoría, sino en la acción. Explicar porqué una República, no solo es una forma de gobierno o modelo de estado, es acabar con un régimen oligárquico. Que la paz no será posible mientras existan bloques militares y guerras de agresión a otros pueblos al objeto de controlar rutas y materias primas.

Denunciar el sistema injusto y dotar de un partido a las clases obreras y populares como expresión de su voluntad de cambiar las cosas, no solo de negociar, reformar, pedir, votar. El socialismo es la más alta expresión de la democracia y del fin del control de una minoría sobre la inmensa mayoría.

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