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La guerra sin guerra

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2101UN DÍA PERFECTO

Reparto internacional para la última cinta que el madrileño Fernando León de Aranoa ha rodado en Granada, aunque se desarrolle en la extinta Yugoslavia en los años noventa, y que nos presenta una película (como no podía ser de otro modo) con un muy buen trabajo técnico, unas buenas interpretaciones y una historia consistente. A pesar de que el director parece no terminar de encontrar el tono, o más bien mezcla dos todos distintos (es un hecho más que evidente el que Benicio del Toro y Tim Robbins parecen trabajar en dos películas distintas), esto en sí mismo no es malo.

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{xtypo_rounded4}España, 2015 (106′)
Director: Fernando León de Aranoa.
Producción: Javier Méndez, Patricia de Muns, Luis Fernández Lago.
Guión: Fernando León de Aranoa, Diego Farias, basado en la novela de Paula Farias.
Fotografía: Alex Catalán.
Música: Arnau Bataller.
Montaje: Nacho Ruiz Capillas.
Intérpretes: Benicio del Toro (Mambrú), Tim Robbins (B), Olga Kurylenko (Katya), Mélanie Thierry (Sophie), Fedja Stukan (Damir), Eldar Residovic (Nicola), Sergi López (Goyo). {/xtypo_rounded4}

Basado en una novela de Paula Frías, Un día perfecto cuenta la historia de un grupo internacional de cooperantes que trata de sacar el cadáver de un hombre de un pozo del que se abastece la población vecina, para evitar que se corrompa y envenene el agua. Pero algo tan aparentemente sencillo como conseguir una cuerda, se plantea tarea imposible al tratar de lidiar con las autoridades, la población y los acuerdos firmados entre los contendientes.

La historia transcurre durante el fin de la guerra de los Balcanes, cuando supuestamente ya se ha firmado la paz, pero con el odio entre vecinos aún palpitante. Es esta una película eminentemente anti belicista. Ni un solo disparo suena en toda la película, aunque sí son perceptibles los terribles estragos y las consecuencias de la guerra: el cadáver desconocido que envenena un pozo, única fuente de agua de la población; la vaca muerta que bloquea una carretera para que tenga que ser rodeada y ser previsible victima de las minas; las piernas tambaleantes de una familia que ha sido colgada por sus propios vecinos…

A pesar del terror que viven los ciudadanos locales, en las conversaciones de los cooperantes está casi siempre presente el humor (negrísimo en muchos momentos), pero no es que se quiera minimizar lo ocurrido. Al contrario, no es más que una herramienta para afrontar el miedo, que también se deja ver en sus rostros en momentos significativos.

León de Aranoa ha hecho una película en la que los diálogos transpiran realidad, una cinta que huye del maniqueísmo, que deja un estupendo sabor de boca, a pesar de la dureza que subyace en todo momento por debajo de unos hechos en apariencia ligeros.

 

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