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Salir con estas calores a la calle es una temeridad, pero a veces no queda más remedio.
La otra tarde salí con mi hija de 11 años a hacer unos recados y fue todo el camino diciendo que tenía sed. Y yo me preguntó ¿dónde están esas fresquitas fuentecillas que antaño había por diferentes sitios de la ciudad? ¿es que a nadie se le ha ocurrido, no solo no quitar las que había si no triplicarlas para refresco de viandantes?
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Desde hace varios años disfrutamos de toldos que refrescan de forma muy eficaz las calles del centro. Yo hoy, desde estas líneas quiero pedirle a la persona que corresponda que ponga más fuentecillas por las calles, plazas y parques de la ciudad. Seguro que todos lo agradeceremos.
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