Este sábado la Hermandad de Valme va a celebrar cabildo de elecciones. Así que, para empezar, quiero felicitar a José Ramón Gómez y a su junta de gobierno por todo lo que han hecho por esta hermandad en sus años de mandato. Sólo hay que pensar en cómo estaba la hermandad hace diez años y en cómo está ahora, para ver la buena salud de que goza ésta, aunque esto puede traer consigo que algunas personas, con ánimo de destacar y figurar, la vean como una "golosina". Pero no todos pensamos de igual manera, y ahora tenemos la oportinidad de contribuir a que la hermandad se mantenga en tan buena situación, apoyando a la candidatura de Francisco Díaz Terrero.
Pienso que la situación actual de la hermandad es casi perfecta, y digo "casi" porque como en todas las cosas siempre hay algo más que hacer; de todas formas, creo que la labor del próximo hermano mayor tiene que ser de continuidad, y no me gustaría que volviésemos a pasar por los malos momentos por los que ya pasó la hermandad antes de la etapa que ahora termina. A mí me correspondió sufrirlos de manera especial y, como otros hermanos más, puedo dar fe de lo que aquello supuso para la hermandad, de ahí que no quiera ni imaginar que podamos volver atrás, arriesgando lo mucho que, con tanto esfuerzo, se ha conseguido en estos años.
Todo lo que necesita la Hermandad de Valme, y ante todo nuestra Madre y Protectora, es que sus hijos estén con Élla en todo momento, como cualquier madre, y digo esto porque la Virgen no necesita más caballos, ni más carretas, ni más de todo, sino que sus hijos la acompañen ese día tan especial que es el tercer domingo de octubre, cada uno como pueda y como quiera, pero sobre todo con mucha fe y devoción. Lo importante es ir con Ella, y que sea nuestra guía, no sólo en el camino de la romería, sino todos los días del año.
Se habla de "recuperar el besamanos", y yo me pregunto: ¿acaso se ha perdido en algún momento? Para mí es indiferente que se bese una medalla, una mano, un nardo… Lo que más deseo de ese día es el minuto en el que, por fin, después de un año de espera, me encuentro con la Virgen tan cerca, y estoy segura de que sus ojos sólo me miran a mí, y los míos sólo a Ella; lo demás es todo secundario, y yo soy la más feliz del mundo en ese momento. No caigamos en banalidades, ni en intereses particulares, y pensemos en que también tenemos que cuidar la talla de la Virgen. Vivamos en María y con María, y nuestra vida de hermandad será mucho más fácil y se la haremos más fácil a los demás.
Por último, quiero pedir la participación de todos los hermanos de Valme en las elecciones del próximo sábado, día 7, sabiendo que con nuestro voto vamos a elegir a las personas que van a ser guía y timón de nuestra hermandad durante los próximos años, y a quienes tenemos el derecho y la obligación de pedirles que trabajen, que sean responsables y que actúen siempre con honestidad y espíritu de servicio a la hermandad y a los hermanos.
A todos os pido que no olvidéis que "Valme es todo el año", como tan bien lo canta nuestro coro; que la Virgen vive todo el año en la capilla del Sagrario y que, como Madre, es feliz viendo a sus hijios que la visitan para rezarle e incluso pedirle algo, que normalmente es a loq eu vamos casi todos, pero no sólo nos acordemos de Ella en los días previos a la romería.
