Éste es un repaso a los problemas y no a los éxitos de nuestro país, que son, por fortuna, muchos y muy buenos. Lejos el ánimo de catastrofismo, pero también el pasar página de nuestra realidad. Sólo veinte temas para reflexionar brevemente.
Los pensadores suelen partir de lo que llaman ‘status quaestionis’, es decir, estado de la cuestión, para dilucidar temas dudosos o discutidos sobre aquello que atrae nuestra atención e interés. Hacer una revisión de lo que nos pasa y cómo nos va nos vendrá bien para saber como usar las urnas. Claro que el voto en blanco o el voto de quedarse en casa tampoco son malos, si acaso tuviéramos que hacer una amonestación a los políticos. Hay todavía mucho por matizar y no es claro que lo mejor sea el bipartidismo.
Buscamos valores y entendemos por valor lo que le va a la persona y la hace mejor en cualquier aspecto. Lo mismo da que sean viejos o nuevos, si son valores, lo son. Muchos nuevos valores se nos aparecen como evolución de los antiguos. La libertad no es aleatoria entre posibilidades. La libertad de y en los valores produce bienestar duradero a los ciudadanos.
En este país de pueblos, algunos de sus habitantes cayeron en pensar que el lugar donde se nace es lo más importante y que vale la pena gastar la vida en el empeño de aislar “su pueblo” de las “insidias” de otras gentes en vez de apuntarse a una democracia más amplia. Incluso algunos estuvieron dispuestos a morir y a matar por defender la independencia de “su pueblo”. Esa manera endogámica de ver y de actuar pertenece al pasado y no parece que tenga futuro. Se comen a sí mismos los políticos nacionalistas y separatistas.
En términos generales, hemos conseguido la gran paz, pero no la paz personal de cada uno. País éste simpático y trágico, que entiende que el estrés y la agenda son cosas de gentes inteligentes. Los urbanitas gastan cientos de miles de euros en un piso en la ciudad y se matan por las carreteras para poder acariciar algo de naturaleza el fin de semana. Nos falta mantenimiento de la naturaleza, decisión para denunciar los ataques al medio ambiente. Conciencia de que la naturaleza es nuestro más hermoso hábitat. Extraño país que olvidó clásicas culturas ancestrales y se dejó llevar como un corderito que va al matadero por las argucias del sistema.
¡Qué difícil para los afortunados del dinero poder aprender modestia! ¿Quién curará a los pobres ricos? ¿Quién a los aspirantes? ¿Qué gobierno será capaz de enmudecer el pijismo y la inmadurez de sus seguidores? Demasiados pusieron la amistad y el nepotismo por encima de las leyes, de las reglas, con regocijo y agradecimientos de los “agraciados”. Así, sin más. Lugar donde se celebran fiestas metafísicas, en las que no se sabe lo que se celebra. Buscadores del poder a cualquier precio.
Dícese que el líder es el que conduce a su pueblo. Pero, en un estado de derecho, son las leyes sus mejores líderes y, en todo caso, el pueblo con sus aciertos y errores en las urnas y, más aún, los individuos para quienes el máximo líder es su propia personalidad, sensibilidad y conciencia. González, Aznar, Zapatero se constituyeron en líderes. Todavía estamos lejos de verlos como simples funcionarios públicos. El futuro es del cumplimiento de las leyes justas. País curioso que sigue creyendo que la oratoria es signo inequívoco de inteligencias múltiples y se pone en masa junto al televisor para ver y oír debates de seres encorsetados. ¿No necesita esta España nuestra una evaluación continua?
La solidaridad de un país corresponde en primer término a las leyes del Estado. Si buenas leyes, buen país, sin mayor necesidad de líderes. Hay cosas que pueden esperar, mas otras deben entrar por urgencia, como la salud, la casa, el trabajo y la comida. Un gobierno que no se tome en serio esto en toda su amplitud no es digno de dirigir un país. No podemos más sustituir justa distribución de la riqueza por limosnas.
Desenfrenado país que ha puesto el amor muy por debajo de la sensualidad que es efímera y tornadiza y tantas veces ha hecho inviable el amor. Por otra parte, la promiscuidad cuando menos es peligrosa para la vida y psicología social y personal. La Biblia, obsesionada con la vida, la salud y la libertad en el ser, la prohíbe con energía.
País que confundió la experiencia de la fe con el folklore, de modo que muchos están asombrados y dudosos, pensativos sobre en qué consistirá eso de creer. Incluso algunos jerarcas confundieron el compromiso social y religioso con la proclama de principios en barroco, liturgias de cristiandad, cruzadas, y quizás no priorizaron las tareas de base.
Débil país que perdió la autoridad frente a los jóvenes. Que concedió oídos a los adolescentes y ni siquiera se paró a hablar con ellos, quizás porque no tenían nada que decirles con alguna sustancia ni proyección de futuro. Puro desperdicio. País inaudito que ha cambiado aprender y saber por pasar exámenes. Defiende que lo más importante es el resguardo del título.
Muchos, demasiados tomaron la noche por su cuenta y armaron tanto ruido que desvalorizaron los inmuebles de las zonas de movidas y botellonas. Nunca entendieron que sin disciplina no hay libertad.
El clásico maltrato a la mujer de antaño era un desprecio larvado aceptado en gran parte por la sociedad machista. Era el machismo institucional. A pesar de los execrables asesinatos de ahora, los movimientos feministas han ganado batallas y aun queda por hacer. No obstante temas como el aborto en el que entran en liza derechos de la mujer y del ‘nasciturus’ crean problemas de conciencia a la hora de votar. Pero la conciencia es el líder de los que quieren ser libres. Obremos en consecuencia. Se puede votar cualquier programa, votar en blanco, no votar. Sin agobios que cada opción tiene su propio mensaje. Todavía no podemos votar con un “sí, pero”. ¡Lástima! Nuestra inteligencia y sensibilidad tienen la palabra.
