El teatro registar lleno absoluto en la representación de Tengamos el sexo en paz
Todos tenemos problemas sexuales. Esa es la máxima del monólogo que interpretó Charo López el pasado sábado en el Teatro Municipal. Desde la virginidad o el sida pasando por el aborto, Tengamos el sexo en paz aborda las cuestiones más corrientes de las relaciones sexuales, desde el humor y desmitificando creencias absurdas como “que las duchas vaginales evitan los embarazos no deseados”.
Una Charo López divertida, cómica, pero también contenida en los momentos de mayor emoción y dramatismo (como la explicación de un aborto en una clínica clandestina), se metió al público en el bolsillo desde el primer minuto de actuación, con las tablas y la experiencia de una actriz desu calibre.
Mujeres y hombres
Como si de una conferencia se tratase, maletín en mano y ayudada de un atril, Charo López desgranó durante algo más de una hora y media temas como la virginidad, el sida, el aborto, la menstruación, la frigidez femenina y masculina, el clítoris, la masturbación, el orgasmo, los embarazos no deseados (18.000 al año en menores de 19), la virilidad o el tamaño.
Mujeres y hombres son interpelados desde el escenario continuamente por la actriz, aunque también es cierto que el texto deja peor parado al sector masculino que al femenino. La participación del público es constante durante toda la obra y, prueba de ello fue el divertido momento en el que una de las mujeres que la acompañaban en el escenario, sentadas en los laterales, salió para explicar dónde se encuentra el punto G de los hombres. Aplausos y risas la acompañaron en este minuto de gloria junto a Charo López, que no paró de reír y dio las gracias por la ayuda prestada.
Sin duda uno de los momentos álgidos se produce en el monólogo cuando la actriz, ataviada con una lazo rosa en la cabeza, explica cómo fingir los distintos tipos de orgamos a un grupo ficticio de mujeres como si fuese una clase de aeróbic. Al final concluye con una de las frases más lapidarias de la obra: “El orgasmo es un hecho cultural”.
Cercanía
Con una actriz como Charo López y un texto como el de Darío Fo y Franca Rame, el éxito está asegurado. Así, cualquiera de los espectadores del público, mayoritariamente femenino, pudo verse identificado con muchas de las explicaciones que la actriz daba en el escenario. El texto, fresco y joven de por sí, está actualizado con algunos datos y cuestiones tan cercanas como las plagas de topillos, el matrimonio homosexual, las encíclicas de Benedicto XVI sobre el amor o la corrupción en Marbella.
El público, que despidió a Charo López con una sonora ovación y puesto en pie en sus butacas, mantuvo un comportamiento ejemplar durante toda la obra, excepto por los inoportunos y molestos teléfonos móviles que sonaron durante la representación e hicieron que la actriz tuviese que parar la obra y reanudarla hasta en tres ocasiones seguidas.
El zen y el amor
El monólogo Tengamos el sexo en paz está basado en el libro de Jacopo Fo llamado El zen y el arte de follar, todo un éxito en el momento de su publicación y todavía hoy. En él, el amor, la calma y el zen son los elementos fundamentales para el buen sexo.
