Así lo ha ordenado el prior, que recela de las fiestas nocturnas previas a la procesión de la Pascua
El Priorato de Ermitas ha notificado a José Joaquín Díaz, ermitaño de Valme, el mandamiento (so pena de excomunión) de cerrar las puertas de la ermita la noche del primer día de la Pascua de Pentecostés. Nadie podrá entrar ni salir de ella hasta que haya salido el sol el segundo día, “que es el día de la fiesta, la misa y la procesión de la Virgen”.
De esta manera, el prior quiere evitar que se realice fiesta alguna antes de la celebración de la Pascua del Espíritu Santo, una fiesta religiosa tradicional de este mes de mayo. En años anteriores se han tenido noticias de riñas, bailes deshonestos y otros desórdenes indignos de la Virgen de Valme que no han podido erradicarse.
Este mandato de la autoridad eclesiástica, empero, se antoja poco efectivo, vistos los numerosos grupos de devotos que, a pie o con sus carruajes y cabalgatas llegan desde todos los puntos de la comarca en el primer día y por tanto hacen noche en los alrededores de la ermita. A pesar de que las justicias de la villa se quedan en la ermita durante la noche, es imposible evitar que corra el vino, suene la música y se produzcan bailes y jolgorio.
