Apenas quedan ya tres simples días
para ver terminado este periodo
de tiempo electoral, un nuevo modo
de hablar de trenes, metros y tranvías.
Tres días nada más, cual tres finales,
que habrán de disputarse candidatos,
políticos, astutos, insensatos,
tendencias, periodistas y chacales.
Ya sólo quedan tres, y en tres jornadas,
el coso electoral dobla función,
dejando reservada la ocasión
a un enorme muestrario de estocadas.
“Tres de tres”: eso habrán de estar pensando
los jefes de campaña, los que pitan,
los que a sangres pasadas resucitan
si el contrario en la encuesta va ganando.
En tres días de nada, sólo en tres,
se habrá de aprovechar, echando el resto,
intentando lucir, brillante el gesto
para al voto indeciso convencer.
Tres días de promesas que blandir;
¿y a nosotros…?
a nosotros nos quedan cuatro años
para ver olvidadas en despachos
las promesas que queden sin cumplir…