Hoy dedico mi glosa a la ilusión,
al amor, el cuidado y el esmero,
con que pule su esencia un pregonero
cada vez que se enfrenta a su pregón.
Pregón, Pasión, cofrade, sevillana,
palio, Cristo, costal, el caramelo,
llanto de Dolorosa, varal, cielo,
saeta, percusión, puente, Triana…
silencio, penitencia, la jarana,
recorridos, las obras del subsuelo,
la infancia, el capirote del abuelo,
corneta – omnipresente esta semana –,
el incienso, el acólito, el cirial,
la faja, la alpargata, el costalero,
el barrio y el horario, Catedral,
la forma en que trabaja un buen patero
su cuadrilla, su andar tan especial,
¡¡todo esto ha de mezclarlo un pregonero!!
Todo esto ha de mezclarlo un pregonero,
meterlo en la olla exprés de su cabeza
diciendo adiós mil veces, con tristeza
a intentos que recoge el basurero.
Confecciona y va dando al cancionero
su impronta, su virtud y su belleza
intentando no herir la sutileza
con que quiere impregnar su derrotero.
Pregunta a los amigos, los cofrades
y entendidos que exhiben, ya de entrada,
por querencia el citar sus Hermandades.
Y así, sin ver su línea concretada,
tratando de evitar mediocridades,
se da cuenta que aún no tiene nada…