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    La Peregrinación Extraordinaria congrega a miles de personas en torno a la Virgen de Valme

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    Los horarios se cumplieron con gran puntualidad y la normalidad fue la tónica general de la peregrinación

    La Hermandad de Valme vivió el pasado domingo una de las jornadas más importantes dentro de las actividades que organiza normalmente. Fue la Peregrinación Extraordinaria que se realiza cada siete años a la Ermita de Cuarto, y que en esta ocasión se ha adelantado por coincidir con el XXXIII Aniversario de la Coronación Canónica de la Protectora.

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    La Peregrinación Extraordinaria de la Virgen de Valme ofrece una imagen muy diferente a la Romería de Octubre, con un mayor recogimiento y no con la multitudinaria expectación que levanta, pero sí con un alto número de peregrinos. Aunque no hay datos oficiales, la Hermandad estima, a la luz de los números de otros años, que han podido ser hasta cuatro mil personas las que se han dado cita en esta ocasión.

    Salida al alba
    Unos minutos antes de las seis de la mañana salió la procesión, que recorrió el centro de la ciudad, en un itinerario un poco diferente al de la romería, pero que a partir de la plaza del Arenal fue el mismo que el habitual, encarando la Carretera Vieja, Bellavista y Cuarto.
    Una vez en la Ermita, la Misa estuvo presidida, como se esperaba, por el Cardenal Arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo, que fue recibido por el coro de la Hermandad de Valme. Fue éste uno de los momentos más emotivos del día, con la feligresía reunida en torno a la imagen de la Virgen y los cantos del coro acompañando la Misa. El camino de vuelta se emprendió a eso de las diez y media de la mañana, con la Virgen portada por los hombres, ya que el camino de ida lo hizo portada por mujeres.

    El servicio de autobús que la Hermandad puso en marcha funcionó bien y las personas mayores o impedidas se desplazaron hasta la Ermita de Cuarto en este medio de transporte, como estaba previsto.

    El relevo generacional
    Los fieles han sido, como en años anteriores, los encargados de llevar la imagen de la Virgen, tanto en el camino de ida como en el de vuelta.

    Pero si hay algo que llame la atención son los pequeños devotos; niños y niñas que también se encargaron de portar a la Protectora, demostrando que existe un relevo generacional en cuanto a la fe y la devoción por una advocación mariana que aglutina a todo el pueblo de Dos Hermanas a su alrededor.

    El camino de ida como de vuelta transcurrió de forma tranquila y sin incidencias. Ya en la entrada de Dos Hermanas, la procesión volvió por la calle Real, donde la afluencia de público fue todavía mayor, ya que muchas personas optaron por ver la procesión a su entrada en la ciudad. En la calle Real se hizo una parada en la Casa Hermandad del Santo Entierro, donde esperaba una representación de la Hermandad. La Virgen de Valme llegó finalmente a la parroquia de Santa María Magdalena, donde de nuevo se hicieron varios rezos y se depositó la imagen en su Camarín del Sagrario.

    La Hermandad agradece a los fieles y a todas las instancias implicadas la buena acogida y la respuesta a un evento de tal magnitud en la ciudad.

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