- Publicidad -

(Mateo 5,13-16) NO NOS GUSTA que nos den lecciones. No nos gusta que alguien, con aires de superioridad, sentencie con pretensiones de ponerse por encima de todo el mundo y nos ofrezca una “sabiduría superior”. De los orgullosos pocos quieren aprender. Los verdaderos maestros son cristalinos, como el agua. Con su enseñanza te permiten avanzar en tus búsquedas personales; sacian una sed que tú también sientes; te permiten ver más allá de lo que dicen, alentando tu creatividad.

Hace poco escribía el papa Francisco en su Twitter: “¿Cuál es el camino más corto para encontrar a Jesús? Hazte necesitado. Hazte necesitado de gracia, necesitado de perdón, necesitado de alegría. Y Él se acercará a ti.” Algo parecido se puede decir de quien quiera ser sal de la tierra y luz del mundo: “hazte necesitado de los demás, de su ayuda, de su perdón; y la luz de Cristo brillará a través tuyo”.

El pecado más odioso del evangelizador, y el que le quita todo atractivo a su mensaje, es ese orgullo de tener respuestas para todo, esa prepotencia de creer que el otro no tiene nada que aportar a tu vida. Es tan hermoso vivir aprendiendo de cada persona con la que hablamos y compartimos… Compartir nuestra experiencia de Cristo, sabiendo que cada persona está tocada por su ternura, aunque ella misma no lo sepa; tener sed de encuentro: eso es evangelizar. Así la luz que Cristo ha encendido en nuestros corazones brillará en la oscuridad del mundo.

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!