Orippo y Dos-Hermanas

La antigua mansión romana y nuestra ciudad

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Es una idea más o menos extendida que Orippo y Dos-Hermanas están íntimamente relacionadas e, incluso, hemos llegado a leer que Orippo es el nombre romano de nuestra ciudad. Nada más lejos de la realidad. Ambas poblaciones no tienen ningún tipo de vínculo. Orippo terminó desapareciendo allá por el siglo V d.C., mientras que Dos-Hermanas, como entidad de población, apareció con posterioridad, en los últimos años del siglo XIV. Y los habitantes de Orippo no pasaron, ni remotamente, a poblar Dos-Hermanas. Son, por tanto, dos poblaciones distintas. Se puede decir que la casualidad hizo que el primitivo asentamiento orippense «cayera» en el término municipal nazareno.

No obstante, desde finales del siglo XVI y principios de la siguiente centuria, se comenzó a identificar ambas poblaciones por la sencilla razón de que las dos distaban de Sevilla dos leguas (unos 12 kilómetros). Así de simple. Pero claro, Orippo estaba al pie del Arrecife Viejo de Cádiz (la antigua Vía Augusta), mientras que Dos-Hermanas estaba a la misma distancia, pero en otro camino distinto, en este caso en el de Sevilla a Utrera.

Uno de los primeros en afirmar que Orippo era Dos-Hermanas fue el erudito utrerano Rodrigo Caro, que incluso tuvo en su colección monedas orippenses. En su «Antigüedades y Principado de la Ilustrísima Ciudad de Sevilla» (1634) fue tajante al decir: «A Orippon, que es Dos Hermanas, veynte y quatro (millas)» f. 115vº. Muy poco después, Vicencio Juan de Lastanosa, tomó este dato y recogió en su «Museo de las Medallas desconocidas españolas» (1645): «Dos Hermanas, villa distante de Sevilla dos leguas, se llamó ORIPPO, según parece de la enmienda, que hizo nuestro predecesor el Secretario Gerónimo Çurita, en las Notas al Itinerario de Antonino Augusto, restituyendo el lugar a su primitivo lustre, cuya corrección, no solo la confirma con varios Manuscriptos de la Bibliotheca Blandiniana, de la Real de Nápoles, de la de Gerónimo Paulo, Canónigo de Barcelona, i de Christóval Longolio, sino con una medalla mui antigua que tuvo en su poder» p. 217. A partir de entonces, los distintos autores que trataron este tema se limitaron a repetir lo apuntado por Rodrigo Caro y Lastanosa. Son los casos de Enrique Flórez (1758), Juan Francisco de Masdeu (1800) y Pedro de Madrazo (1856).

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Pero en el último tercio del siglo XIX cambió esa situación, comenzándose a poner en duda aquella identificación. La aparición de restos romanos en las inmediaciones de la torre de los Herberos y la inexistencia de esos mismos restos en el propio municipio hicieron que aquella idea de que Dos-Hermanas y Orippo eran la misma población comenzara a desvanecerse. En este sentido, traemos lo que Antonio Delgado dejó reseñado en el tomo II de su obra «Nuevo método de clasificación de las medallas autónomas de España» (1876), de gran valor: «Todas estas señales han hecho creer a unos que ORIPPO estuvo situado donde hoy la villa de Dos-Hermanas; y a otros con más acierto, que en el cortijo nombrado la Torre de los Herberos. Es indudable que una exploración en los terrenos que median entre la citada torre y la villa de Dos-Hermanas pondría de manifiesto las ruinas de la Ciudad de Orippo. A principios del presente año José Lázaro García ha descubierto una gran atajea o acueducto y una habitación que recuerdan evidentemente la época romana. Como este descubrimiento lo ha producido el barreno para un pozo, se afirman nuestras sospechas de que una capa de tierra, que varía de tres a cinco metros, formada por las inundaciones del Guadalquivir y los naturales desprendimientos de las colinas contiguas, han cubierto las ruinas de Orippo, que tal vez se asentó desde la Torre al pueblo de Dos-Hermanas, o sea, una legua próximamente. Nuestro colaborador y particular amigo D. Francisco Collantes de Terán, que nos ayuda mucho en la investigación de algunos puntos que venimos dilucidando y aun en la redacción de los artículos de esta obra, publicada por sus esfuerzos y los de otros amigos; ha hecho prólijas exploraciones en alguna parte del término de Dos-Hermanas, que confirman este parecer. En el ámbito de la población actual no se descubren ruinas antiguas y el único monumento que allí existe es una cueva enlazada con su historia y nombre actual, donde estuvo oculta durante la dominación árabe la triple imagen de Santa Ana, la Santísima Virgen y el niño Jesús, de una sola pieza, y otros objetos pertenecientes al culto, algunos de los cuales recuerdan la época goda. Únicamente por los años de 1856 al 57, el citado Sr. Collantes, poco práctico entonces en el conocimiento de los terrenos inmediatos a Dos-Hermanas, encontró como a media legua del pueblo y a igual distancia de la Torre de los Herberos, un trozo de mosaico romano, aun cuando de escaso mérito, próximo a unos hornos de cal. Poco tiempo después, al presentarse con varios trabajadores para emprender una verdadera exploración, había desaparecido aquel vestigio, impidiendo encontrarlo los trastornos del terreno producidos por los trabajos de la extracción de cales, en que estaban ocupadas otras personas.» pp. 255-256. Se dejaba claro lo que, a día de hoy, resulta evidente: Orippo no tiene relación alguna con Dos-Hermanas.

Sin embargo, un error como ese, con gran «trayectoria» a lo largo del tiempo, costó borrarlo. Y así, en la edición de 1935 de la «Enciclopedia Espasa-Calpe» (p. 183) aún identifica Orippo con Dos-Hermanas.

Foto del Mes
Y todavía en la actualidad hay quien sigue pensando que Orippo es la Dos-Hermanas romana, cuando, en el mejor de los casos, podríamos decir que se trataría únicamente del antecedente histórico de nuestra ciudad, sin más vínculo que el de ubicarse en el mismo término municipal.W Recuperamos esta foto-postal de principios del siglo XX y que muestra el interior de la cafetería y cervecería llamada «Pasaje de la Alegría», ubicada en una de las esquinas de los Cuatro Cantillos, y cuya puerta principal se abría a la entonces calle Reina Victoria, hoy del Canónigo. Tras el mostrador, vemos a su dueño, Manuel Herrero. Este establecimiento, junto con la fonda Campo, era el más destacado e importante de la Dos-Hermanas de los inicios del siglo pasado. En él se estableció el cinematógrafo por vez primera con fines lucrativos en nuestra ciudad en 1909.

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