Este año todas las miradas están puestas en la obra de Diego Gómez Sánchez. Volver con Alegría es el título del cartel que este artista nazareno ha creado para la feria de su ciudad y la acogida, desde que se presentara a finales del mes de abril en La Almona, parece que está siendo muy buena.
Desde la presentación de tu cartel Volver con alegría, ¿qué reacciones está recibiendo del público cuando ve su obra?
Muchas y muy positivas. La verdad es que estoy felizmente sorprendido y abrumado por tan buena aceptación. Cuando uno se expone de esta manera debe de estar preparado para todo tipo de críticas, a veces constructivas y otras no tantas. En este caso esperaba que gustase al público, pero el recibimiento que ha tenido el cartel supera mis expectativas.
No era la primera vez que se presentaba al concurso, ¿qué motivó a Diego Gómez a presentarse y tenía claro lo que quería transmitir con su obra?
He de reconocer que tenía mis dudas. El producir este tipo de obras conlleva una dedicación de tiempo de trabajo y una serie de gastos que en la mayoría de los casos no se recupera. No suelo hacer carteles, pero anunciar la feria de mi ciudad me motiva bastante y, tras darle muchas vueltas, me atreví confiando en mi idea.
Lo que si tenía claro es que si me presentaba este año sería con un cartel muy legible y fácil de entender, sencillo en concepto pero rico en matices, que partiera de una composición clásica y avanzase a un nuevo concepto estético que trasmitiese el estado de alegría. Una mirada colorista y positiva que anunciase que vuelve la feria, que no faltará lo de toda la vida, pero en este caso con un especial brillo.
Después de dos años sin feria, ¿tiene una connotación especial ser el anunciar de la feria del regreso?
Pues ahora soy especialmente consciente de que sí la tiene. Lo he apreciado en la gente, en las ganas que tenían de volver a ver un cartel de feria en la calle. Cuando lo estaba pintando pensaba que sería un año muy especial y que si quería que mi cartel fuese el elegido tenía que ser algo también así, pero no he sido realmente consciente de tal connotación hasta que no lo he visto en la calle.
Si tuviera que definir brevemente qué es Volver con Alegría, ¿cómo lo haría?
Una actitud ante los acontecimientos, son ganas y felicidad. Es alegría de volver a pasear por el real.
«Esperaba que el cartel gustase al público, pero el recibimiento que ha tenido ha superado mis expectativas»
Una vez que tiene clara la idea, ¿Cómo fue el proceso de darle forma? ¿Alguna parte que le costó especialmente?
Suelo empezar haciendo unos simples garabatos sobre el papel, estudiando la composición y los ritmos. Después paso a estudiar el color, haciendo muchísimas pruebas, combino en el proceso técnicas tradicionales y digitales hasta que lo tengo medianamente claro.
Cuando monto y pinto el “definitivo”, me paro en cada paso y también pruebo diferentes versiones hasta que quedo conforme con una. Suelo dejar la obra tapada en el estudio unos días y después la destapo, la miro con detenimiento, hago los cambios o mejoras pertinentes y vuelvo a repetir el procedimiento. Podría estar así durante mucho tiempo, pero hay que saber dejarlo en su punto. La pintura no se termina, se interrumpe.
Aunque en el cartel final no se aprecia, su composición es un collage en varias dimensiones y materiales, muy característico de su obra, como ya vimos en el Cartel de Reyes Magos. ¿Cómo le da por hacer este tipo de creaciones?
Me llama la atención el concepto dadaísta de elevar a obra artística elementos cotidianos reales, como en este caso son los abanicos y la castañuela. Son elementos tangibles y cotidianos, que pueden incluso pasar desapercibidos en la feria, pero pueden alcanzar el nivel de obra artística cuando se adhieren a la obra en su conjunto. Esto conlleva a tener que jugar compositivamente con otros elementos en volumen, que contribuyen junto con el colorido a darle más fuerza visual al cartel.
No deja de ser un collage, una técnica explorada desde las primeras vanguardias del siglo XX y también vista en algunas ocasiones en cartelería. Uno más de los muchos recursos que intento llevar a mi lenguaje, teniendo en cuenta que tengo cierta tendencia al volumen en toda mis creaciones. Vengo de la escultura y tiendo a llevarme recursos escultóricos a veces inconscientemente a mi obra. Pienso que las técnicas y los materiales tienen que estar al servicio de la obra y no la obra al servicio de la técnica. En este caso, “el fin justifica a los medios”.
Como cartelista que ya es, ¿qué tiene que tener desde su punto de vista un buen cartel anunciador?
Un buen cartel anunciador lo primero que tiene que hacer es eso, anunciar. El cartel es comunicación visual. A veces perdemos ese punto de vista y pienso que es importante a la hora de plantear este tipo de trabajos, no basta con hacer una buena pintura. A mi entender, vivimos constantemente expuestos a una gran cantidad de estímulos visuales y es complicado captar la atención del espectador, pero ahí está la cuestión. El cartel debe ser un grito en la pared.
¿Es muy feriante Diego Gómez? ¿Cómo le gusta vivir la feria al autor del cartel?
Bastante. Me gustan las cosas de mi tierra y, en particular, de mi ciudad, intento disfrutar de todo lo que tenemos aquí. La feria la vivo entre familia y amigos, en mi caseta El Callejón, donde disfrutamos de un gran ambiente durante toda la feria. Se trata de una caseta muy particular ya que algunos de sus socios son artistas, cada uno en su disciplina. Así que no faltan las buenas ideas. La caseta se convierte en un espacio donde se pueden encontrar diversas obras artísticas con una imagen atrevida y actual. Me gusta vivir la feria de tarde, pasear por sus calles, ver los carruajes y encontrarme con amigos. Pienso que somos afortunados de tener una feria que le abre sus brazos a todo el mundo, los nazarenos somos gente cercana y acogedora. Son muchos los motivos para volver con alegría.
