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La inquisición en Dos Hermanas

En el municipio no existió un tribunal propio, por lo que dependía del tribunal inquisitorial asentado en la ciudad de Sevilla.

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Aspecto desconocido de la Historia de nuestra ciudad es el de la relación entre Dos-Hermanas y el Santo Oficio de la Inquisición, institución creada, como es bien sabido, en 1478 por los Reyes Católicos para velar por la ortodoxia religiosa en todos sus reinos y señoríos, y muy poco conocida por el público en general, más allá de los manidos tópicos generados por la «leyenda negra», y todo, a pesar de los numerosos trabajos que se han publicado en las últimas décadas.

En nuestra ciudad no existió, dada su escasa población en tiempos pasados, un tribunal propio, por lo que dependía del tribunal inquisitorial asentado en la ciudad de Sevilla. No obstante, Dos-Hermanas sí contó con los cargos de familiar, comisario y alguacil mayor, que representaban a esta institución en la localidad. El familiar era aquel que informaba al tribunal de todo aquello que fuera de su interés y de todo lo que ocurriese en la sociedad que pudiese alterar la moral o la religión. De esta forma, denunciaban, perseguían y detenían a todo aquel que pudiera ser sospechoso de herejía, para lo cual podían portar armas. El cargo constituía un honor, pues se reconocía públicamente la limpieza de sangre del que lo ostentaba. Familiares en Dos-Hermanas fueron Pedro Ximénez, que desempeñaba ese oficio entre 1609 y 1616, Tomé Rubio (a partir de 1628), Bartolomé Vázquez, Salvador de Cárdenas (nombrado en 1665), Pedro Vázquez de Córdoba, Pedro Vázquez Rubio, Pedro Luis Muñoz de Santiago, don Francisco Domínguez de Rivas, y su hijo el presbítero don Francisco José Domínguez de Rivas (entre 1725 y 1760).

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Por su parte, el comisario era el delegado eclesiástico que el tribunal inquisitorial tenía en los pueblos para formar la sumaria en los delitos de que dicho tribunal conocía. Era, en definitiva, el encargado de tomar testimonio a los testigos e instruir el sumario, que, una vez finalizado, pasaba al tribunal, en este caso, de Sevilla, terminando aquí su cometido. Solo conocemos el nombre de un comisario del Santo Oficio en Dos-Hermanas: el del referido don Francisco José Domínguez de Rivas, que lo fue entre 1723 y 1760.

El último cargo inquisitorial presente en Dos-Hermanas fue el alguacil mayor de la Inquisición, de carácter meramente ejecutivo, pues era el encargado de ejecutar las sentencias dictadas por el tribunal sevillano en la localidad, especialmente, en lo relativo al embargo de bienes de reos y a la captura de estos últimos. Y, si bien en un principio también custodiaban a los presos en la cárcel, más tarde pasaron a llevar a los reos hasta la cárcel de Sevilla, instalada en el castillo de San Jorge de Triana. Poseía vara, su principal signo distintivo, que era más larga que la de otros cargos inquisitoriales como los secretarios. En este punto sabemos que en 1635 Juan Hidalgo compró la vara de alguacil mayor de la Inquisición de Dos-Hermanas por tres vidas, al precio de 5.500 reales. Entre los alguaciles mayores de los que tenemos constancia están Antonio Francisco Conique (1639-1643), Salvador de Cárdenas (sevillano nombrado en mayo de 1665), y Alonso Gregorio de Rivas (1731-1733), hijo del ya mencionado don Francisco Domínguez de Rivas.

Con respecto a la incidencia de la Inquisición en Dos-Hermanas, resulta muy difícil saber cuántos nazarenos sufrieron el castigo del tribunal de Sevilla. La pérdida de la documentación generada por ese organismo hace casi imposible saber cuántos vecinos de la localidad fueron condenados por la Inquisición. Muy conocido es el caso del cura Diego Guillén, que murió en la cárcel del castillo de Triana acusado de ser protestante. Menos sabido es el caso de Francisco de Grimaldo, el hijo natural de Bernardo de Grimaldo, que residió en Dos-Hermanas en el primer tercio del siglo XVI y que fue investigado al pesar sobre él acusaciones de ser converso. Y ni que decir tiene que en Dos-Hermanas no se dieron ni autos de fe ni ejecuciones. Tanto unos como otros se desarrollaron siempre en la ciudad de Sevilla. Recordemos que aquellos nazarenos que fuesen detenidos por la Inquisición pasaban directamente al castillo de Triana, donde eran juzgados por el tribunal de Sevilla.
A pesar de todos los datos que hemos aportado, sigue siendo una asignatura pendiente un estudio en profundidad de la Inquisición y su actividad en Dos-Hermanas.

Foto Romera
Aprovechando la celebración de los cultos a Nuestra Señora de Valme de este mes de octubre, traemos a esta sección esta simpática fotografía, publicada en el diario ABC de Sevilla el 24 de octubre de 1926. Muestra el aspecto de una de las carretas que acompañaban a la de la Virgen en la Romería de aquel año. Llamativos son tanto la indumentaria de las mujeres y niñas que posan para la ocasión, como la decoración de la propia carreta, muy similar a las actuales.

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