Aunque su familia pensaba que cuando el toro le diese dos revolcones se le pasaría la fiebre por la tauromaquia, lo del novillero Javier Camúñez va en serio y sólo sueña con ser torero profesional. A sus 20 años, comienza a dar los primeros pasos para cumplirlo y, tras pasar por la Escuela Taurina de Sevilla, entre 2018 y 2021, Javier ya tiene apoderado, Carlos Puertas, y afronta sus primeras corridas como novillero sin picadores.
Debutó en 2020 en Lora del Río, “donde corté dos orejas”, apunta, y en este 2021 ya toreó en Lucena el pasado mes de mayo y en agosto lo hizo en Ossa de Montiel, en Albecete. El mes de septiembre llega con varias citas, la primera el día 8 en Cabra, con novillos de Albarreal. El día 18, en La Solana (Ciudad Real), se medirá a la ganadería de Amparo Valdemoro y el día 25 toreará en Lora del Río con novillos de Martín Lorca.
Javier Camúñez es consciente que el mundo del toreo “no es nada fácil, ni abrirse camino ni mantenerse, ya que, además, no cuento con ningún empresario que me apoye”. Mientras busca oportunidades para que lo vean en el ruedo, “toreo mucho de salón y aprovecho cualquier tentadero que se me presenta”. El pasado 2020 le surgió la posibilidad de torear en México, “pero en la escuela taurina consideraron que no era oportuno”. Por ello, este año, Javier no quiere desaprovechar de nuevo la oportunidad de cruzar el Atlántico, si así se le plantea.
Cuando se le pregunta por su esencia torera, Camúñez dice que su toreo es “clásico y sin alteraciones”. Y aunque le gusta coger de cada torero lo mejor de su arte, si hay una figura del ruedo con la que se sienta especialmente identificado ese es Alejandro Talavante.
Para convertirse en figura del toreo profesional tiene que cumplir 15 novilladas sin picadores y otras tantas con picadores. Mientras recorre este camino, el novillero Javier Camúñez puede presumir de haber salido en la revista Vogue Italia, durante su etapa en la Escuela Taurina de Sevilla, en un reportaje en el que la publicación profundizaba en la figura del torero.
