manuel varela
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En la segunda mitad del siglo XIX, hubo en nuestra ciudad numerosos vecinos que destacaron por muy diversas razones. Entre ellos, merece la pena rescatar la figura de Manuel Valera Gómez, el que podemos considerar como el primer almacenista de Dos-Hermanas, quien inauguraría el devenir de una industria que lo fue todo en nuestra ciudad en las últimas décadas del XIX y buena parte de la siguiente centuria.

Nació Manuel Valera Gómez el 7 de diciembre de 1837, en el seno de una familia de herradores que se establecería en Dos-Hermanas en el siglo XVIII. Su padre, Francisco de Paula Valera, era de oficio herrador y albéitar (nombre que antaño se daba a los veterinarios), mientras que su madre, María Josefa Gómez Rubio (1793-1871), se dedicó a las labores domésticas. Fue el menor de siete hermanos (Francisco de Paula, nacido en 1816, y padre del que fuera alcalde Francisco Valera Aguilar; María, que nació en 1822 y murió en la infancia; Antonio (1824-¿?); María (1828-¿?); Juan (1830-¿?); y José, que casó con María García). Manuel Valera sería bautizado al día siguiente de nacer en la iglesia de Santa María Magdalena por Manuel González, cura teniente de esa parroquia, actuando de madrina Encarnación Valera, y recibiendo los nombres de Manuel y María.

Siempre sería conocido en el pueblo como Manuel ‘el Herrador’, debido al oficio paterno y de sus antepasados. Contrajo matrimonio con la conocida nazarena Brígida García y García (1838-1915), hija del rico labrador José García Azpeitia, en la referida parroquia nazarena el 17 de marzo de 1864, y tuvieron seis hijos, a saber: el polifacético Manuel (1870-1914), periodista, administrador de loterías, viajero…; Faustina (1871); otra Faustina (1872-¿?), casada con José Gómez Martín, apodado ‘Culebra’, que llegaría a ser alcalde; Francisco (1873); otro Francisco (1875-¿?), que también fue alcalde de la villa (1906-1907); y Dolores Valera García (1877-¿?). Tras su boda, pasó a residir en una amplia casa situada en el n.º 19 de la calle Real de Sevilla (hoy Nuestra Señora de Valme).

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Hombre emprendedor, en los corrales de esa vivienda familiar abrió hacia 1869 el que sería el primer almacén de aceitunas que hubo en Dos-Hermanas. En sus inicios, se trataba de un pequeño negocio familiar, que se dedicaba a la venta en pequeña escala de aceitunas sevillanas. Una vez que el negocio fue prosperando y creciendo, el almacén se trasladó a dos locales situados en la misma vía: uno de ellos en el inicio, esquina con la plaza de Alfonso XII, y otro muy cerca de la primera casa-cuartel de la Guardia Civil. Gracias a este negocio del aderezo de las aceitunas, Valera amasó una considerable fortuna. Fue él, también, el primero en nuestra villa en exportar gordales de mesa al estilo sevillano a los Estados Unidos.

Acta de defunción de Manuel Valera Gómez. Archivo Municipal de Dos-Hermanas.

También adquirió, en febrero de 1888, a Encarnación Martín Rubio, esposa de su pariente Antonio Valera Martín, por 3.187,50 pesetas la cuarta parte de la casa y molino aceitero situados en el n.º 4 de la calle Real de Utrera, con vistas a producir su propio aceite. Esta torre de molino aún se conserva por fortuna.

Asimismo, sus negocios no sólo estuvieron relacionados con el mundo de la aceituna. También tuvo una fábrica de aguardiente, que radicaba en la calle Real de Sevilla y continuaría tras la muerte de su fundador, y una bodega de vino.
Su interés por la política local fue tardío y coincidiría con la llegada de la Restauración borbónica. Encuadrado en el partido Conservador, consiguió su acta de concejal en 1875, manteniéndose en el cargo hasta 1885. En 1876-1877 y 1885, sería nombrado interventor del Ayuntamiento. Este sería el empleo municipal más importante que desempeñaría. Asimismo, fue amigo de destacadas personalidades, como el escritor Lamarque de Novoa o el diputado Lorenzo Domínguez Pascual.

El 2 de noviembre de 1887 otorgó testamento ante el notario nazareno Manuel Pelayo y Pelayo. Pero, más tarde, testó en la capital hispalense, concretamente, en la notaría de Enrique Lacarra, falleciendo en su domicilio de la entonces llamada calle Isaac Peral el 5 de marzo de 1891, a consecuencia de una hematemesis. Y tanto era el aprecio y respeto que se le tenía en la localidad que los capitulares nazarenos decidieron bautizar la calle del Canónigo como calle Valera Gómez en su honor.

A su muerte, su almacén de aceitunas continuó bajo la firma Viuda de Valera, aunque quien se encontraba al frente de su administración era, no su viuda doña Brígida, sino sus hijos Manuel Valera García entre 1891 y 1897, y, a partir de esta última fecha, el otro hijo varón, Francisco Valera García.

Foto del Mes
A esta sección mensual traemos esta simpática fotografía en la que vemos a Juan Rodríguez Rivas (conocido en el pueblo como ‘Juan el de la Quintana’) en los inicios de la calle Nuestra Señora de Valme, durante las fiestas patronales de Santa Ana de 1947. Sirva esto como pequeño homenaje a este nazareno que tanto ha hecho y luchado por el flamenco en nuestra ciudad.

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