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Las cruces del Calvario de Dos-Hermanas

Un lugar poco conocido

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Dibujo que muestra el aspecto que debió tener el calvario situado a las afueras de la villa, y que desapareció en 1915.
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Las cruces del Calvario es una constante en muchos pueblos de España. Se conserva a las afueras todavía hoy un lugar denominado, de manera genérica, “calvario”. Allí suelen levantarse tres cruces, realizadas principalmente en piedra. Ese calvario era la última estación del viacrucis que se celebraba en aquellas poblaciones. Dos-Hermanas también tuvo su propio calvario, que estaría situado donde actualmente se encuentra la glorieta “Comunidad Autónoma de Asturias”, en un lugar que recibe el nombre de “Las Cruces y el Inglés”, en parte por este calvario.

La ubicación del Calvario

Ubicación de las cruces del Calvario de Dos-Hermanas

Ciertamente, son pocos los datos que se tienen del calvario nazareno. Sí sabemos que en el lugar que hemos mencionado antes, sobre un pequeño montículo, se alzaban tres postes de madera que eran anualmente blanqueados. Sobre los postes, tres pequeñas y sencillas cruces de madera, que representaban las cruces de Cristo y de los dos malhechores (Gestas y Dimas, según los evangelios apócrifos) que fueron crucificados junto a Jesús.

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El origen de este calvario habría que situarlo en el siglo XVII, como bien apuntaron en su momento Antonio J. López Gutiérrez y Pedro Sánchez Núñez en su imprescindible libro “La Villa de Dos Hermanas en el siglo XVII”, aunque bien es cierto que no existen demasiadas referencias.

No volvemos a tener noticias de este lugar ni de las cruces hasta principios del siglo XX. Así, en el libro de gastos del consistorio de 1902, se apuntó que, en el mes de abril de aquel año, se pagaron 10,38 pesetas al entonces maestro de obras de la villa, Francisco Hidalgo Oliva, por la reparación y blanqueo de “los postes en que están colocadas las cruces del Calvario”.

Registros de la existencia de las cruces del Calvario

Unos años más tarde, en el pleno de 29 de enero de 1915, el mismo Francisco Hidalgo Oliva, ya como alcalde de la villa, manifestó tener “noticias de que las cruces del Calvario habían desaparecido”, al tiempo que proponía “vuelvan a ponerse y que se le haga algún reparo a las mismas”. El concejal José Muñoz Ramos propuso dar noticia del hecho a la Guardia Civil para que procediese a la búsqueda de los ladrones, y que se colocasen unas cruces nuevas. Fue el concejal Antonio Pizarro Rodríguez quien informó al alcalde de este hecho, y en esa misma reunión, este edil reconoció que “él supo la noticia por una señora, y que la cruz es una de las cosas más sagradas que hay en el mundo”. Terminó su intervención proponiendo que “dichas cruces se pongan de hierro en vez de madera, pues poco más costaría al Ayuntamiento y así no la romperían los chiquillos”. Siguiendo esta propuesta, los capitulares acordaron colocar unas cruces de hierro en el calvario, en sustitución de las que se habían perdido.

Una de las referencias más antiguas que se tienen de las cruces del calvario, que aparece en el libro de gastos de 1902. Archivo Municipal de Dos-Hermanas.

Días después, en el pleno del 5 de febrero de 1915, se dio lectura de una solicitud firmada por varias vecinas de la villa en la que se decía que “habiendo desaparecido las tres cruces que había en el sitio conocido por el Calvario, las cuales estaban puestas desde tiempo inmemorial, para celebrar en la noche del Jueves Santo la práctica religiosa del viacrucis desde la iglesia parroquial a dicho sitio, suplican a la corporación den las órdenes necesarias para que en el lugar relacionado vuelvan a su primitivo ser”. Ante tal petición, el alcalde reconoció que debía darse un voto de gracia al gesto de estas señoras, sin tomar más medidas, pues este asunto se había tratado en el pleno de 29 de enero.

En marzo de aquel año, el nuevo maestro de obras de la villa, José Hidalgo Oliva, hizo ciertos reparos, sin especificarse en qué consistieron.

Sin embargo, poco a poco, el consistorio dejaría de preocuparse por el calvario, debido a los continuos enfrentamientos políticos y a la falta de recursos económicos. La situación social agravada por las continuas huelgas y otros altercados en el período de 1919-1923, ayudaron a que este lugar fuera, de manera paulatina, desapareciendo. Y ya para finales de la década de 1920 no quedaba ni rastro del calvario.

El viacrucis de Dos-Hermanas

En la noche del Jueves Santo tenía lugar un viacrucis que partía de la puerta principal de la iglesia de Santa María Magdalena y concluía en el calvario, ante los postes que sostenían las tres cruces de madera. Hace años, el historiador Germán Calderón consiguió reconstruir las catorce cruces que formaban el viacrucis nazareno: La primera se situaba en la parroquia de la Magdalena; la segunda, en la esquina del ayuntamiento, en una bella hornacina neoclásica destruida en 1927; la tercera, en la calle Nuestra Señora de Valme, a la altura de la casa natal de la Madre Trinidad; la cuarta, en la plaza del Arenal, en la esquina con esta misma calle; la quinta, en la referida plaza, en la casa de familia apodada “Los Alcucillas”; la sexta y séptima, en las tapias del hoy Colegio Nuestra Señora de la Compasión; la octava, novena y décima en las tapias del desaparecido almacén de aceitunas de “Las Cruces”; las tres siguientes constituían postes clavados a lo largo del resto del camino, hasta llegar a la última, la decimocuarta, que era, precisamente, el calvario.

Por último, se sabe, porque así se refleja en los libros de colecturía, que la hermandad del Santo Entierro acudía el Viernes Santo al calvario en los siglos XVIII y XIX.

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