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La gran mentira: Giros sin sorpresa

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la gran mentira
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El gran problema de tener un bagaje cinéfilo compuesto de varios miles de películas, de diverso calado, época, procedencia y estilo, es que cada vez es más difícil que te sorprendan, por complicado o rebuscado que sea el giro de la trama de la cinta en cuestión. Es eso precisamente de lo que adolece esta La gran mentira, que basa su golpe final en un giro en su trama que debe causar sorpresa en el espectador, pero que, a pesar de que se esfuerza en esconderlo, es fácil de intuir casi desde el principio. Por lo que, a pesar de que está realizada con solvencia, sorpresa, lo que se dice sorpresa, no causa.

Roy y Betty son dos jubilados que quedan para conocerse a través de una web de citas y enseguida conectan y entablan una relación en la que se acompañan en sus últimos años. En realidad es una relación desigual, ya que Roy no es el dulce anciano que aparenta, sino un despiadado y violento estafador junto a un compañero con el que se hace pasar por inversos y banquero, y sabe que Betty es una viuda adinerada cuyo dinero planea robar sin que la desdichada Betty se dé cuenta. El problema es que Roy se sorprende a sí mismo al descubrir que alberga sentimientos hacia ella.

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La Gran Mentira arranca de modo interesante y no ofrece ninguna sorpresa más allá de la trama alemana (que por cierto parece metida con calzador y con el único objetivo precisamente de ofrecer algo inesperado), pero no en su giro final, que se ve venir desde muy lejos (aunque se empeñe en ocultar las posibles pistas), lo único que puede ofrecer la última cinta de un director tan irregular como Bill Condon es el inmenso trabajo de dos grandes intérpretes como Ian McKellen y Helen Mirren en su primer trabajo juntos.

Condon muestra diversas referencias cinéfilas durante la historia, aunque la más evidente es la de la Malditos bastardos de Tarantino (que cobra más sentido al final de la cinta), aunque también a Los impostores (Ridley Scott, 2003) y otras. Pese a ello, o motivado por ello, La gran mentira resulta una película plana, en la que la narración es clásica, sin riesgos, con giros torpes y esperados, y una banda sonora que tiene una presencia permanente que, en muchos momentos, lejos de reforzar la trama lo que consigue es despistar y sacarte de la historia.

Estados Unidos, 2019 (109′)
Título original: The good liar.
Dirección: Bill Condon.
Producción: Bill Condon, Greg Yolen.
Guión: Jeffrey Hatcher, basado en la novela de Nicholas Searle.
Fotografía: Tobias A. Schliessler.
Música: Carter Burwell.
Montaje: Virginia Katz.
Intérpretes: Helen Mirren (Betty McLeish), Ian McKellen (Roy Courtnay), Russell Tovey (Stephen), Jim Carter (Vincent), Mark Lewis Jones (Bryn), Laurie Davidson (Hans Taub (1948)), Phil Dunster (Roy Courtnay (1948)), Lucian Msamati (Beni), Jóhannes Haukur Jóhannesson (Vlad), Tunji Kasim (Michael), Spike White (Hans Taub (1943)), Stella Stocker (Sra. Schröder), Daniel Betts (Sr. Schröder), Nell Williams (Lili), Celine Buckens (Annalise), Lily Dodsworth-Evan (Hannalore), Athena Strates (Charlotte), Aleksandar Jovanovic (Martin Geiger).

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