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La calle de la Purísima Concepción en el callejero histórico

Junto a La Almona

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calle de la purísima concepción
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Resulta muy difícil saber la fecha exacta en que apareció esta calle de la Purísima Concepción, que durante mucho tiempo estuvo deshabitada. Siendo una simple vía de paso que comunicaba las calles Real de Utrera y del Canónigo. En cualquier caso, debió aparecer en los últimos años del siglo XVI o principios de la siguiente centuria.

Precisamente por ese carácter de paso, esta calleja no apareció reflejada en ninguno de los principales padrones de vecinos de la época Moderna. Ni en el de 1631 (con motivo de la venta de nuestra ciudad al duque de Alcalá) ni en el catastro del Marqués de la Ensenada (1761), por poner unos ejemplos.

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Tal situación no cambiará hasta mediados del siglo XIX, cuando comienzan a construirse las primeras casas en esta calle. Por aquel entonces, a las espaldas de la vía estaba la conocida huerta del Jerezano, propiedad del marqués de la Mina, y donde, en la actualidad, se emplaza el mercado de abastos.

11 casas y 45 vecinos

La calle de la Purísima Concepción terminó el siglo XIX con once casas y cuarenta y cinco vecinos. Así consta en el padrón parroquial realizado en 1892, siendo una calle terriza, como las demás de la villa.

No se benefició del alumbrado público eléctrico, inaugurado, como sabemos, en 1903, y tampoco vio adoquinado su firme. Sus humildes vecinos no pudieron ejercer presión al consistorio para que éste pusiese remedio a tales faltas.

Tampoco se reparó la calle cuando en 1910 el alcalde Caro Lázaro emprendió el arreglo de numerosas vías de la población, o cuando en 1927, y mediante contribuciones especiales, se adoquinaron otras tantas.

Hubo que esperar a la década de 1940 para ver, al fin, su adoquinado. Por esos años de la posguerra abrieron en esta calle los primeros negocios, como la tienda de comestibles de Julio del Río Arias. En las décadas siguientes, continuó siendo una calle de paso, sufriendo en los últimos meses una importante intervención, que le ha dado el aspecto actual.

¿Qué nombres tuvo?

Desde su aparición y hasta finales del siglo XVIII, la calle de la Purísima Concepción careció de denominación oficial. Sería llamada con el genérico nombre de calle o callejón del Rey, para remarcar que no era de uso privado. Sin embargo, en las postrimerías del Siglo de la Ilustración, comenzó a ser conocida con el nombre de Medina o Medinilla (sin que se sepan las razones), pero también como calle de San José. Andado el tiempo, en 1819 se denominaba callejuela de Cantón, por unas casas hacienda que existieron en sus inmediaciones propiedad de los herederos del sevillano Manuel Cantón.

Con tal nombre estará hasta mediados del siglo XIX. En ese momento comienza a ser conocida como calle de la Almona, por la casa almona que se situaba en esta vía, esquina con Real de Utrera. Es en 1901, estando al frente del consistorio la coalición conservadora-carlista, cuando se decide bautizarla con el nombre de Purísima Concepción, y así continuó hasta 1936, año en que se trueca la denominación de la calle por el de Juanita Rico, en honor de la joven socialista madrileña Juana Rico Hernández, asesinada en ese año. Pero un año después se le devolvió el nombre de Purísima Concepción que todavía conserva.

calle de la purísima concepción

FOTO DEL MES
Aprovechando la cercanía de la festividad de la Inmaculada Concepción, traemos a esta sección esta magnífica fotografía, perteneciente a la colección de Hugo Santos Gil (a quien, de paso, agradecemos su cesión), y fechada en diciembre de 1927. Se trata del retablo mayor neoclásico de la parroquia nazarena, preparado para los cultos a la Inmaculada. En el camarín, vemos la imagen de la Purísima Concepción, que aún se conserva y que en ese momento sustituía temporalmente a la titular del templo, Santa María Magdalena. Destacan la decoración floral del retablo, la numerosa cera y las diversas macetas colocadas en la escalinata de acceso al presbiterio. Curiosamente, esta es una de las pocas fotografías que existe del retablo mayor de la parroquia, por lo que su valor histórico es indudable.

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