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Día de lluvia en Nueva York: el mismo encantamiento de siempre

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día de lluvia en nueva york
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Hay cineastas que tienen un sello particular, un estilo, que hace que sus películas, aun en el (hipotético) caso de que su nombre no aparezca en los créditos, sean fácilmente identificables. Uno de ellos es, sin duda, Woody Allen, un director que llevaba décadas regalándonos una película al año, como Día de lluvia en Nueva York, y que, con la muy notable excepción de esa obra maestra que es Match point, pueden parecer cortadas por el mismo patrón, pero que siguen enamorando y entusiasmando a sus seguidores.

Esta Día de lluvia en Nueva York se quedó en un cajón por la negativa de Amazon a distribuir la película ante las acusaciones por acoso (a pesar de que fueron desestimadas repetidas veces por los jueces) y el rechazo de algunos intérpretes a volver a trabajar con el director (algunos incluso están en esta película), a pesar de que el asunto ya era conocido desde hace más de dos décadas, antes de que estas colaboraciones se produjesen. Finalmente, por fortuna, triunfó la cordura y podemos disfrutar de este regalo que, sin ser una obra maestra, es una cinta más que digna, que va de menos a más, y que tiene una carga mucho más profunda de lo que en un principio pudiera parecer.

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Gatsby y Ashleigh son una pareja de enamorados universitarios que van a pasar un fin de semana en la ciudad de Nueva York. Él vuelve allí después de un tiempo intentando huir de su adinerada familia, y ella va a entrevistar al famoso cineasta Roland Pollard, que pasa por un momento de crisis creativa, y durante su aventura en la gran ciudad cruzará su camino con el guionista Ted Davidoff y el cautivador actor Francisco Vega. Por su lado, Gatsby se encontrará con Chan (la hermana pequeña de un antiguo amor), quien le ayudará a poner en orden sus sentimientos. Será un fin de semana plagado de encuentros, desencuentros y equívocos acompañado por la lluvia.

Película número 50

Con su película número cincuenta (cifra sin duda extraordinaria) Allen vuelve a rodar en la ciudad de su corazón, su adorada Nueva York a la que tantas muestras de amor le ha dedicado. Y lo hace para tratar sus temas de siempre (algunas de sus cintas, como Medianoche en París, son claramente reconocibles aquí), sin que ello sea óbice para que el encanto surta efecto y se salga de la sala con una media sonrisa, consciente de haber visto el trabajo de un artesano del cine, de un tipo que sabe lo que hace y cómo hacerlo.

A pesar de todo, y de que Allen tiene ya 84 años, la película y sus diálogos tienen frescura, rebosa juventud. Son estos los que vertebran la película, lo que importa. Es cierto que las situaciones pueden resultar poco creíbles (que en una ciudad tan gigantesca se sucedan tantas casualidades y encuentros fortuitos en tan breve lapso…) pero lo que importa son las conversaciones, cómo los personajes desnudan sus almas, cómo muestran sus sentimientos. Vamos, lo que siempre ha hecho el director, que siempre sorprende, que es lo que buscamos sus fans.

En la historia de Día de lluvia en Nueva York, que empieza quizás con modos y formas algo anquilosados, evoluciona poco a poco hasta enamorar. Sus protagonistas, enfrentados a un fin de semana que iba a ser inolvidable (y que lo es, pero por otros motivos a los esperados), están brillantes. No es para menos, ya que Chalamet y Fanning (que muestra su vis cómica) son grandes, cada vez más. Es una historia romántica donde la nostalgia y la melancolía se mezclan con situaciones divertidas (rayanas en el absurdo a veces) rodada con el talento y la sabiduría de un genio.

También hay que destacar la fotografía de un clásico como Vittorio Storaro. En esta, su cuarta colaboración (que no va a ser la última) con el director, revela la belleza de la ciudad bajo la lluvia (cuando empieza a caer el agua es cuando la magia empieza a actuar en la historia). Una ciudad a la que dota de un encanto especial, como en un ensoñamiento. Y luego está el tema, también habitual en Allen, del cine dentro del cine. Y, por supuesto, el jazz. El otro gran amor del director junto a la ciudad en la que nació.

Más críticas en www.happyphantomblog.wordpress.com.

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