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La calle Lope de Vega

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Los orígenes de esta histórica calle nazarena debemos situarlos en los años centrales del siglo XVI, hacia la década de 1560, cuando comenzaron a alzarse en un pequeño camino o cañada que atravesaba unos olivares y conducía al camino Real de Sevilla, unas cuantas casas de sencillas trazas.

Aquel caminillo apareció recogido ya en el padrón de vecinos que se confeccionó en 1570 con motivo de un juicio de residencia. En dicho registro aparece como Camino de Sevilla, contabilizándose 17 vecinos.

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Andado el tiempo, poco creció ese sector de la villa, pues en el padrón que se hizo en 1631 con motivo de la venta de Dos-Hermanas al duque de Alcalá, aparecen recogidas tan sólo tres casas y los mismos vecinos que sesenta y un años antes, 17, uno de los cuales lo era de la ciudad de Sevilla.
En las siguientes décadas esta calle estará poco poblada, alzándose en ella algunas huertas, fincas de recreo y haciendas, como la de la Cañada.

A lo largo del siglo XVIII y principios de la siguiente centuria asistimos al crecimiento poblacional de esta calle, y así, en el padrón del repartimiento de la contribución de 1819, se recoge la existencia de 29 casas y 43 vecinos. Ya en esas fechas existían algunos negocios en esta vía.

De este modo, Luis de Mena vendía vino, mientras que María Cebador y Juan Barrios tenían cada uno una tienda (no se especifica qué géneros despachaban). También vivían en esta calle numerosos carreteros o arrieros, como Diego López de Mérida, Antonio Martín de Estrada, Pedro Gómez Ricardo y José Carballido.

En aquella centuria el número de casas creció considerablemente, y según se apunta en el padrón parroquial de 1892, la entonces calle de Sevilla contaba con 89 casas y 366 habitantes.

¿Qué nombres tuvo?
Cuando a principios de la segunda mitad del siglo XVI comenzaron a construirse casas en el lugar donde se formaría esta calle, llevó el genérico nombre de Camino de Sevilla, porque era eso, un camino, que conducía al conocido camino Real que llevaba a la capital hispalense. Ya en el siglo XVII y hasta principios de la siguiente centuria, estuvo dividida en dos tramos, uno llamado Cañada y otra Cerro. Sin embargo, en las primeras décadas del XVIII comenzó a ser conocida como calle de Sevilla, por el hecho de que llegaba hasta el camino antes referido. Con ese nombre llegaría hasta 1906, fecha en que el consistorio decidió bautizarla con el nombre de Segismundo Moret, en honor del político gaditano, presidente del Consejo de Ministros (1905-1906). El último cambio se produjo en 1967. En la sesión celebrada el 29 de diciembre de ese año, los capitulares decidieron denominarla Lope de Vega, en honor del famoso dramaturgo y poeta del Siglo de Oro. Nombre que todavía mantiene, aunque popularmente se le conozca como calle de la Cañada.

Hasta los primeros años del siglo XX, las autoridades locales habían prestado poca atención a esta calle nazarena, que, como el resto de vías de la villa, era terriza e intransitable en la mayor parte del año. Sin embargo, a partir de esas fechas la situación cambió. Tanto es así, que, por ejemplo, consiguió que se colocara el alumbrado público con luz eléctrica a lo largo de toda la calle.

Al mismo tiempo, los vecinos se movilizaron para obtener ciertas mejoras. De este modo, en la sesión celebrada por los capitulares el 16 de noviembre de 1910, se leyó una petición de los vecinos de las calles Segismundo Moret y Alcoba, en la que solicitaban el adoquinado de estas dos vías. Pero dicha petición quedó guardada en un cajón, no llevándose a cabo hasta pasada más de una década.

Y en mayo de ese mismo 1910, desde la alcaldía nazarena se envió una carta al contratista de la limpieza pública en la que se le informa de que varios vecinos de las calles Segismundo Moret, Alcoba y Cañada se han quejado de que la limpieza “no se hace en la forma regular establecida en el pliego de condiciones, así como las formas poco correctas que usa el encargado del carro”. Por desgracia, no sabemos en qué quedó este asunto.

El adoquinado de la calle llegó en los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera. Fue durante el mandato del alcalde Joaquín Varo, concretamente en junio de 1927, cuando se ordenó adoquinar la calle Segismundo Moret, mejorando, de esta forma el aspecto de la vía. En esos momentos, existían en la misma algunos edificios destacados, entre los que citaremos la huerta recreo de las Lagunillas (luego convertido en almacén de aceitunas), Villa Higinia, con sus frondosos jardines, y la hacienda de la Cañada, de la que todavía se conservan algunos restos.

Ya en la segunda mitad del pasado siglo se llevaron a cabo numerosas obras de mejora que dieron a la calle el aspecto que actualmente posee.

Vecinos ilustres

De todos los vecinos que han residido en esta histórica vía, vamos a destacar dos. El primero de ellos es el ingeniero Dionisio Pérez Tobías (fallecido en 1947), que vivió en su finca de recreo llamada Villa Higinia (que aún hoy se conserva) a principios del siglo XX. Casado con María de las Mercedes Sáenz Loychate, es el autor de la desaparecida Pasarela del Prado de San Sebastián, la considerada como primera portada de la Feria de Sevilla.

El otro ilustre vecino fue el alcalde Juan Rubio Cózar (1859-1924), que residió en el n.º 17. Este destacado propietario nazareno, hijo de Miguel Rubio y de Juana de Cózar, perteneció al partido Conservador, consiguiendo el acta de concejal en 1893. Llegó a la alcaldía nazarena dos años más tarde, y su mandato, que fue un tanto polémico, concluyó en 1897. Con él terminaría también su andadura por la política nazarena.

A partir de entonces no mostró ningún tipo de interés por los asuntos del consistorio, quedando ajeno a cualquier tipo de polémica. Fue el padre de otro alcalde nazareno (en tiempos de la II República), el conocido Manuel Rubio Doval (1902-1936).

¿SABÍAS QUE… ? En la esquina de esta vía con la calle Manuel Siurot, existía desde los primeros años del siglo XX una casa de vecinos llamada Corral del Pavero, propiedad de la familia Díaz, apodada ‘los Paveros’, de ahí la curiosa denominación del edificio. Era una de las casas de vecinos más grande del pueblo, siendo uno de sus linderos la actual calle Isaac Peral. Tras años de abandono, el edificio fue derribado en 1993.

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