1574. Hallóse un regidor nazareno en Los Molares

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“Mató a Cosmillo, anchísimo bergante, gran comedor de arrope y pan caliente y en las tabernas único bacante”

Durante su estancia en la localidad sevillana de Los Molares, donde sería alcaide de su célebre castillo y juez de la villa, el poeta sevillano Baltasar del Alcázar (1530-1606) escribió numerosos poemas, entre los que destaca el que lleva por título A la fiesta de toros en Los Molares, donde, entre otras cosas, se narra una anécdota protagonizada por un regidor de la villa de Dos-Hermanas, y de la que fue testigo el propio Alcázar.

Según se describe en un fragmento del poema, un regidor nazareno asistió a unas fiestas de toros que se organizó en 1574 en Los Molares, para festejar el feliz alumbramiento de doña Juana Cortés de Zúñiga (del que nacería Catalina Enríquez de Ribera, futura duquesa consorte de Osuna), hija del conquistador de México y duquesa de Alcalá de los Gazules y condesa de Los Molares por su matrimonio con don Fernando Enríquez de Ribera, en cuyas manos estaba el señorío del referido municipio sevillano.

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El regidor, “hombre rollizo, espeso, pocas canas”, se encontraba en uno de los andamios que se levantaron en la plaza principal de la población para que el público pudiese ver el espectáculo, y no paraba de mofarse de la fiesta de toros, del mismísimo cabildo molareño e, incluso, de las damas presentes. Y debido a su peso, el andamio terminó por ceder, dando el regidor con sus huesos en el suelo. El accidente dio como resultado la muerte de un tal ‘Cosmillo’, “anchísimo bergante, gran comedor de arrope y pan caliente y en las tabernas único bacante” y otras once personas resultaron heridas de diversa consideración. Por su parte, el regidor nazareno, también con algunas magulladuras, como pudo se levantó y partió sin dilación hacia su villa natal entre las risas de la gente. Entre la confusión provocada por la caída, el toro consiguió escapar, “y al salir, que salió del cerco afuera, destripó la borrica de Quijada”.

Fragmento de ‘A la fiesta de toros en Los Molares’ (c.1574)
Hallóse un regidor de Dos Hermanas
en un andamio al sol, toda la siesta,
hombre rollizo, espeso, pocas canas,
mofando del cabildo y de la fiesta,
del toro, de las damas y del cuerno, [110]
con una gran risada descompuesta.
Dijo Benito: “misticón de infierno,
tinajuela empegada, borrachuelo,
mentís en todo, ¡voto a Dios eterno!”.
Y alzando el brazo, erizado el pelo, [115]
crujió el andamio y en el mismo instante
con un estruendo inmenso vino al suelo.
Mató a Cosmillo, anchísimo bergante,
gran comedor de arrope y pan caliente
y en las tabernas único bacante. [120]
Descalabró otros once, y juntamente
al pobre regidor, que, casi muerto,
fue llorado con risa de la gente.
La confusión fue tal, que de concierto
dieron lugar al toro que se fuera [125]
por un portillo en el atajo abierto.
Y al salir, que salió del cerco afuera,
destripó la borrica de Quijada
contra la voluntad de cuya era.

No apuntó, en cambio, Baltasar del Alcázar el nombre del rollizo nazareno, quizá por preservar su identidad para que no sufriera un escarnio mayor del que había sido objeto en Los Molares, en caso de que fuera publicado su jocoso poema. Y si bien sabemos que en ese 1574 ocuparon el cargo de regidor en el concejo de Dos-Hermanas Luis Márquez y Alonso Bermúdez, resulta aún difícil saber cuál de los dos fue el protagonista de la anécdota. Del primero apenas tenemos datos, sólo que ocupó diversos cargos en el concejo de nuestra localidad (alguacil en 1564, regidor en 1573-1574, y alcalde ordinario en 1575).

No así del segundo, del que sabemos que, al menos entre 1562 y 1575, fue mayordomo en Dos-Hermanas del ilustre caballero sevillano don Diego López Dávalos y que a lo largo de 1573 renunció (sin éxito) a su cargo de regidor de Dos-Hermanas en, al menos, ocho ocasiones. Si tenemos que decantarnos por uno de los dos regidores, lo haríamos por Bermúdez, dado su condición de mayordomo de una destacada personalidad sevillana. Bien pudo haber asistido a aquellos festejos en representación de su amo, López Dávalos.

De todas formas, esta es una de las primeras menciones (por no decir la primera) de Dos-Hermanas en la literatura sevillana del siglo XVI.

Foto del Mes
En esta ocasión publicamos esta curiosa fotografía, fechada en 1925, que nuestro buen amigo el periodista David Hidalgo Paniagua recogió en 2014 en su imprescindible obra Dos Hermanas. Ayer y Hoy. En ella posan los componentes del Dos-Hermanas Fútbol Club, equipo que había sido inscrito en el Registro de Asociaciones de Sevilla el 10 de septiembre de 1923. Obsérvense las siglas del equipo (DHFC) en la camiseta del personaje situado a la derecha. En el centro de la fila inferior vemos al portero, con camiseta distinta a la del resto y tocado con una gorra (algo característico de la época), mientras que el primero por la izquierda debe ser, con toda seguridad, el entrenador.

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