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Malos tiempos para los soñadores

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EN LAS ESTRELLAS

Víctor es un director de cine en horas muy bajas. Aunque pasea junto a su hijo con su cámara grabando ‘películas’ por zonas desoladas, está en la ruina, alcoholizado y terriblemente deprimido tras la muerte de su mujer, que sigue siendo una presencia espectral en su vida.

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Sin embargo, es el mejor inventando historias fantásticas para su hijo, el pequeño Ingmar, al que le inculca la magia del cine. Son las historias que piensa rodar en el futuro, cuando consiga el dinero necesario. Pero los problemas no se acaban, e incluso se incrementan cuando los demás empiezan a cuestionarse la validez de Víctor como padre.

En su segunda película, el madrileño Zoe Berriatúa plasma un profundo amor y fascinación por el cine, no sólo como producto, no sólo por las películas, sino (sobre todo) por el oficio de hacer películas, por el amor por filmar. Algo que Berriatúa ha vivido en sus propias carnes, con un padre restaurador e historiador de cine que le insufló su pasión por este maravilloso arte.

España, 2018 (86′)
Escrita y dirigida: Zoe Berriatúa.
Producción: Álex de la Iglesia, Carolina Bang, Kiko Martínez, Zoe Berriatúa.
Fotografía: Iván Román.
Música: Iván Palomares.
Montaje: Emilio González.
Intérpretes: Luis Callejo (Víctor), Jorge Andreu (Ingmar), Macarena Gómez (Ángela), Álvaro Roig (Morris), José Luis García Pérez (Armando), Magüi Mira (Alicia), María Morales (Rita), Kiti Manver (Directora del colegio), Liz Lobato (Lola), Ingrid García Jonsson (Silvia).

En las estrellas es un homenaje al cine (clásico, sobre todo), con innumerables referencias a nombres y filmes clásicos (desde el propio nombre del niño protagonista, evidente referencia a Bergman; o el cine al que acuden, el Vertov; Chaplin, Méliès, Segundo de Chomón, Hitchcock, King Kong…) y algunos más modernos (muy clara la de La vida es bella de Benigni, algo más difusa la de Javier Fesser y El milagro de P. Tinto, entre otras muchas).

Estructuralmente, la película entrelaza dos niveles: la realidad triste y oscura en la que viven los protagonistas, y los imaginativos mundos ficticios de las historias que Víctor le cuenta a Ingmar. La mezcla de drama con comedia, con elevados tintes de fantástico (algunos, un verdadero logro visual, y realmente encantadores en su sencillez) le sirven a Berriatúa para mostrar el retrato de un hombre al límite, un fantástico Luis Callejo, que demuestra una vez más su magnífico trabajo como actor. Un hombre que lucha por cumplir su sueño, sin que se derrumbe el de su hijo (que está más en el mundo real que él, y que es en realidad el cuidador de la pareja). Hay también un puñado de buenos secundarios, como Macarena Gómez o una muy desperdiciada Ingrid García Jonsson, que apenas aparece y de cuyo personaje se podría haber extraído bastante más.

Donde la película falla (sobre todo en su primera mitad) es en la parte realista. Por contradictorio que pueda parecer, la ficción de los mundos imaginados resultan más solventes, más creíbles, que la realidad. Aquí, resulta algo redundante y cae en muchos clichés con la miseria de sus protagonistas. Allí, en la Luna, con su frigorífico volador, la fantasía se desborda y la película gana enteros.

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