La calle Antonia Díaz

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La calle Antonia Díaz, llamada en otros tiempos de Amaro Martín, se construyó en los primeros años del siglo XVII, siendo mencionada documentalmente por vez primera en el conocido padrón de vecinos confeccionado en 1631 con motivo de la venta de la villa de Dos-Hermanas al duque de Alcalá de los Gazules.

Según este censo, la calle de Amaro Martín poseía en ese momento veintiocho casas y un total de 137 vecinos, todos ellos de modesta condición, siendo la mayoría humildes campesinos. Sólo sobresalía la figura de Antonio Rodríguez Mendo, rico labrador de la villa.

Muy pocos años más tarde, a esta vía se la conocía también (aunque fuera de manera oficiosa) como calle de la Cruz o de la Cruz de Amaro Martín, como bien aparece reflejado en la escritura de venta otorgada por Cristóbal Rodríguez a favor de la hermandad de Santa Ana, el 17 de septiembre de 1637. En cualquier caso, esta denominación cayó pronto en el olvido. Y, por otra parte, no existen más noticias acerca de esa cruz pública, vinculada al personaje que dio nombre a la calle, bien porque la mandara colocar o bien porque estuviera en la fachada de su casa.

Por cierto, a finales del XVII y principios de la siguiente centuria a la zona de confluencia con la actual calle Manuel de Falla se la denominaba plazuela de la Cruz Nueva, por otra cruz que existía en esa parte, de la que ya hablamos en el artículo que dedicamos a la calle del Pinar.
Casi medio siglo después, cuando se realiza el llamado Catastro del Marqués de la Ensenada (1761), la calle había sufrido un considerable retroceso, pues aparecen registradas tan sólo diecinueve casas, de las cuales siete poseían dos plantas, y algunas de ellas seguían teniendo techumbre de ramajes.

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También se apunta la existencia de un horno en este lugar, aunque se encontraba en desuso desde hacía un tiempo. Eso sí, de todo el caserío de la calle sobresalía la casa hacienda de los Rivas (la casa solariega de esta familia), con su torre mirador, en cuyos pies se abría la puerta principal donde campeaba el escudo heráldico de esta familia hidalga.

Callejero Histórico. La calle Antonia Díaz.

Vecinos destacados
Muchos han sido los ilustres nazarenos que han tenido su residencia principal en esta céntrica calle de nuestra ciudad. Entre ellos, los principales miembros de la familia hidalga de los Rivas: el todopoderoso Francisco Domínguez de Rivas (1644-1733), verdadero “amo y señor de esta villa”, su hijo Alonso Gregorio de Rivas (1697-1760) y su nieto Tomás Dionisio de Rivas (1723-1794). Todos ellos residieron en la casa hacienda situada donde hoy se alza el ambulatorio. También en esta calle vivieron Francisco Muñoz y Bocardo (1794-1859), escribano público y del cabildo que fue de Dos-Hermanas entre 1819 y 1859; en el n.º 20, Francisco Velasco Barrionuevo (1835-1875), alcalde de la villa (1872-1873); y Francisco Hidalgo Oliva (1870-1943), importante maestro alarife de la localidad, que ocupó cargos importantes en el consistorio, entre ellos los de maestro de obras y alcalde (éste en dos ocasiones: 1914-1915 y 1917). La casa de Hidalgo Oliva, que ocupaba el n.º 34 de gobierno y de la que destacaba su hermoso balcón cerrado con celosía de hierro y cristal, terminó siendo destruida en los últimos años del siglo XX.

A principios del siglo XIX, se dio un leve aumento del número de viviendas de la calle. En el padrón de la contribución se apunta la existencia de veinte casas, y veintitrés en el Repartimiento de la Contribución de 1836. En aquellas fechas, en esta calle de Amaro tenían carnicerías la viuda de Mateo Sánchez y José Alcocer.

A lo largo de ese siglo creció el número de casas, tanto es así que en el padrón parroquial de 1892 aparecen recogidas treinta y siete viviendas y 151 habitantes. Asimismo, en esa época la calle seguía siendo terriza, como el resto de vías de la villa, por lo que se hacía necesario arreglarla cada cierto tiempo. Así, por ejemplo, en abril de 1900 las autoridades locales decidieron reparar varias calles, entre las que se encontraba la de Antonia Díaz, “para facilitar el tránsito de Cofradías en la Semana Santa”. Sin embargo, hubo que esperar a finales de la década de 1920 para que se procediera al adoquinado de esta calle nazarena. Fue en 1927, siendo alcalde de la villa el médico Manuel Andrés Traver.

En diciembre de 1958 se procede a la reforma de la vieja casa hacienda de los Rivas, con el fin de instalar allí el colegio Pío XII, abierto hasta que en 1965 fue declarado en ruinas el inmueble, y derribado, como es bien conocido, poco después, construyéndose en su lugar el nuevo ambulatorio de la villa, inaugurado en 1974, siendo alcalde de Dos-Hermanas otro médico, Manuel Rivero Monterior.

A principios del presente siglo, se acometieron obras de mejora, procediéndose a su asfaltado y al cambio del acerado, dándole el aspecto que hoy presenta. Finalmente, la calle Antonia Díaz sigue siendo todavía hoy una vía dinámica y comercial.

Callejero Histórico. La calle Antonia Díaz.

¿Qué nombres tuvo?
Desde su aparición en los inicios del siglo XVII, pocas veces ha cambiado su denominación oficial. Comenzó siendo conocida como calle de Amaro Martín, por tener propiedades en esta vía ese destacado nazareno de fines del XVI y principios de la siguiente centuria. Amaro Martín estaba casado con Mencía Gómez, con quien tuvo dos hijos (Catalina y Lucas Gómez), y en 1591 fue alcalde ordinario de la villa. Asimismo, perteneció a la hermandad Sacramental. Siendo como era tan conocido en el pueblo, es lógico que terminara dando nombre a una calle de nueva creación. A partir de mediados del siglo XVIII, se acortó la denominación, pasando a ser conocida como calle de Amaro. El 19 de mayo de 1892, falleció en la Alquería del Pilar la poetisa Antonia Díaz, y su marido, José Lamarque, que ejercía una cierta influencia sobre las autoridades de la población, consiguió, un año más tarde, que los capitulares nazarenos bautizaran con el nombre de la poetisa a la antigua calle de Amaro. Pero poco después de proclamarse la II República en 1931, las nuevas autoridades locales decidieron eliminar esa denominación y le pusieron a esta vía Joaquín Dicenta en honor a ese dramaturgo republicano. Tras el estallido de la Guerra Civil, recobró su nombre de Antonia Díaz, que mantiene en la actualidad. También es conocida popularmente, desde la década de 1970, como “la calle del Ambulatorio”, por encontrarse en ella el antiguo ambulatorio, hoy Centro de Salud Santa Ana.

 

Callejero Histórico. La calle Antonia Díaz.

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