El declive de una diva

LAS ESTRELLAS DE CINE NO MUEREN EN LIVERPOOL

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En los últimos años se habla (con razón) de la casi total ausencia de papeles de interés, de la falta de trabajo para actrices (son sobre todo ellas las perjudicadas), una vez que llegan a cierta edad, que cada vez (para más inri) llega antes. Actrices de gran valía y solvencia que en cuanto empiezan a hacerse mayores (lo que la industria piensa que significa ‘mayores’) son sistemáticamente ninguneadas por la industria. Ocurre en Hollywood, pero también en Europa. Y ejemplos los hay a patadas.

Aunque lo cierto es que no es un tema nuevo (lo cual lo hace aún más sangrante). Ya ocurría en la época del cine clásico, y es (en cierto sentido) el origen de esta historia, con una estrella en decadencia profesional y físico (la oscarizada Gloria Grahame, una diva del Hollywood clásico), y su intensa historia de amor con el joven actor británico Peter Turner. Algo que aquí vemos desde el punto de vista de él, ya que la cinta se basa en sus memorias.

A principios de los años ochenta, el actor Peter Turner recibe una llamada que le informa de que su ex-amante, la actriz Gloria Grahame, ha sufrido un colapso y requiere su ayuda. Como ella se niega a quedarse en el hospital, Turner decide llevársela a su humilde casa en Liverpool, donde vive con su familia. Allí, mientras la cuida, rememorará su relación, el flechazo que les unió (enfrentándose a los comentarios por la diferencia de edad) y cómo terminaron separándose.

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Reino Unido, 2017 (105′)
Título original: Film stars don’t die in Liverpool.
Dirección: Paul McGuigan.
Producción: Barbara Broccoli, Colin Vaines.
Guión: Matt Greenhalgh, basado en las memorias de Peter Turner.
Fotografía: Urszula Pontikos.
Música: J. Ralph.
Montaje: Nick Emerson.
Intérpretes: Annette Bening (Gloria Grahame), Jamie Bell (Peter Turner), Kenneth Cranham (Joe Snr), Julie Walters (Bella), Jodie McNee (Jessie), Stephen Graham (Joe Jnr), Joanna Brookes (Didi), Pete Lee-Wilson (Barman), Marina Bye (PR Person), Vanessa Redgrave (Jean), Frances Barber (Joy).

La obra de Paul McGuigan, sin duda la mejor de su carrera, acierta a la hora de su tratamiento temporal, realizando saltos entre las dos épocas (separadas no más de dos años) en la que discurre, e incluso interconectando ambas en un mismo plano. Ayuda también la fotografía, en ocasiones onírica, de Urszula Pontikos.

Y, por supuesto, por la actuación de una inmensa, excelsa, Annette Bening, que se mete en la piel de la diva Grahame, de voz susurrante y personalidad compleja, y un también magnífico Jamie Bell, consiguiendo una química explosiva entre ambos. Acierta también a la hora de mostrar los distintos puntos de vista para explicar la separación.

El problema es que el guion edulcora demasiado la historia, y en ocasiones se acerca a un drama televisivo, pero su factura impecable, su selección musical, y sus magníficas interpretaciones la destacan entre los biopics al uso.

Película Las estrellas de cine no mueren en Liverpool

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