Entre la década de los setenta y principios de los noventa, el alemán Wim Wenders nos regaló obras magníficas, de indudable calidad y que todo buen cinéfilo que se precie de serlo conoce y ha disfrutado. Cintas como Paris, Texas, Cielo sobre Berlín, ¡Tan lejos, tan cerca!, Alicia en las ciudades o El amigo americano, podrían encontrarse en la lista. Sus personajes están perdidos, sin rumbo, desolados, y están muy solos a pesar de estar rodeados de personas. Su estilo de narración se centra en la sutileza. En contar menos de lo que se sugiere.
El problema de Wenders es que su estilo sigue siendo prácticamente el mismo que en sus inicios. Y, claro, los tiempos cambian, el cine evoluciona. Y lo que en los años setenta y ochenta funcionaba, hoy no lo hace. Sigue habiendo algo, por supuesto. Que Wenders es Wenders, pero hoy día se necesita algo más. Y esta historia no lo da.
Danny Flinders es una biomatemática que prepara una peligrosa inmersión a las profundidades del océano para probar su teoría sobre el origen de la vida. James More es un ingeniero hidráulico que trabaja en la África más pobre procurando pozos y recursos acuáticos a sus habitantes. Se conocen por casualidad en un hotel de la costa francesa mientras preparan sus expediciones. Y surge un intenso amor que nace con fecha de caducidad, pues ambos tienen que irse en pocos días. Tras una separación con promesa de reencuentro, descubriremos que la de James es una fachada, ya que en realidad es un espía del MI-6 que pretende combatir a un grupo yihadista que lo descubre y rapta nada más aterrizar en Somalia. Encerrado y torturado, James no puede contactar con Danny, que tiene que internarse en la inmensidad y la oscuridad del océano sin saber siquiera si él está vivo.
Alemania-Francia-España-Estados Unidos, 2017 (112′).
Título original: Submergence.
Dirección: Wim Wenders.
Producción: Cameron Lamb.
Guión: Erin Dignam, basado en la novela de J.M. Ledgar.
Fotografía: Benoît Debie.
Música: Fernando Velázquez.
Montaje: Toni Froschhammer.
Intérpretes: Alicia Vikander (Danielle Flinders), James McAvoy (James More), Alexander Siddig (Dr. Shadid), JannikSchümann (Paul), Reda Kateb (Saif), Jess Liaudin (Marcel), Celyn Jones (Thumbs), Mohamed Hakeemshady (Yusef M-Al-Afghani), GodehardGiese (Wolfgang).
Inmersión trata (o lo pretende, al menos) muchos temas, pero de modo tan superficial, apenas esbozados alguno de ellos, que ninguno resulta interesante, y lo que ofrece no es más que un batiburrillo que no termina por contentar al espectador. Que un asunto tan serio y de tan actualidad como el terrorismo yihadista esté narrado con tantos clichés, sin profundizar en absoluto es, cuanto menos, risible; que el peligro que corre el planeta, y que si los humanos no dejamos de actuar como lo estamos haciendo será imposible salvarlo, apenas tienen un par de frases (a pesar de que es una de las mayores preocupaciones del personaje de Vikander). Todo el peso recae en la relación romántica entre dos personas tan perfectas que resultaría ilógico que no se enamoraran. Máxime cuando se encuentran en un paraje tan arrolladoramente bello como en el que están (y que Wenders se encarga de hacernos ver con majestuosos planos generales).
Un guion con carencias, y que ninguno de los intérpretes puede salvar (tampoco se esfuerzan demasiado en ello), una química que sólo se ve en determinados momentos, y una banda sonora con fragmentos brillantes, no salvan en absoluto, una película con ínfulas pero que no convence, y que nace un par de décadas tarde.
