Sentir la culpa

THELMA

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De Joachim Trier, reputadísimo director noruego nacido en Dinamarca, habíamos visto ya toda su (corta) filmografía por estas tierras. Sus dos primeras películas, las interesantes Reprise y Oslo, 31 de agosto pasaron por el SEFF, y la tercera, El amor es más fuerte que las bombas, con un reparto más internacional y rodada en inglés, se estrenó comercialmente. Con Thelma, su cuarta cinta, ha vuelto a rodar en Noruega, en su lengua, y ha logrado la que es (sin duda) su mejor película hasta la fecha.

Thelma pasó por varios festivales, obteniendo premios en Sitges (Premio especial del Jurado y mejor guion), Mar de Plata (mejor fotografía y mejor actriz), y fue elegida como mejor película de habla no inglesa por varias asociaciones de críticos estadounidenses (Denver, Houston, San Diego y Utah), además de ser seleccionada por Noruega para los Oscar. Aunque finalmente no entró en el quinteto final.

Criada en una pequeña aldea con unos padres de fuertes convicciones religiosas, la adolescente Thelma abandona su hogar para ir a la Universidad a estudiar biología. De natural tímida, sensible y conservadora, la joven no hace amigos con facilidad. Un día, tiene un ataque epiléptico en la biblioteca, y Anja, otra estudiante, la ayuda. Gracias a ello, Thelma comenzará a sentir una fuerte atracción por Anja, cosa que choca frontalmente con sus creencias. A medida que los sentimientos vayan creciendo, los ataques se harán más intensos, llegando a estar conectados con las fuerzas de la naturaleza.

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Noruega-Francia-Dinamarca-Suecia, 2017 (116′)
Dirección: Joachim Trier.
Producción: Thomas Robsahm.
Guión: Eskil Vogt, Joachim Trier.
Fotografía: Jakob Ihre.
Música: Ola Fløttum.
Montaje: Olivier Bugge Coutté.
Intérpretes: Eili Harboe (Thelma), Kaya Wilkins (Anja), Henrik Rafaelsen (Trond), Ellen Dorrit Petersen (Unni), Grethe Eltervåg (Thelma, 6 años), Marte Magnusdotter Solem (Neurólogo), Anders Mossling (Dr. Paulsson), Vanesa Borgli (Madre de Anja).

Con un arranque demoledor, Trier ya nos deja claro que algo oscuro subyace detrás de esa aparente historia de familia feliz. Ese padre apuntando con su escopeta de caza a la cabeza de su hija de seis años nos sobrecoge. A la vez que nos desvela las fuertes creencias religiosas paternas con la recreación del capítulo bíblico del sacrificio del hijo de Abraham. Y es que toda la vida de Thelma está condicionada por esas creencias religiosas, y sus mayores temores salen a la luz cuando surge el amor y el deseo, un amor profundo, sincero y puro… que no debería sentir (por eso pregunta a su Dios por qué le ocurre eso, le pide perdón y ayuda). Thelma continuamente se enfrenta a la represión, a la autocensura, y ello provoca que surjan esos poderes sobrenaturales que ella es incapaz de controlar, precisamente porque es incapaz de aceptar lo que le está pasando.

El guion, coescrito con su colaborador habitual Eskil Vogt, consigue mantener la tensión en la historia a base de dar la información a cuentagotas. Sirviéndose de sobrecogedores flashbacks (los dos del bebé te dejan destrozado), y de imágenes de la naturaleza de gran impacto (hay mucha simbología animal). Thelma te mantiene enganchado por su tremenda capacidad para mostrar el talento narrativo y de puesta en escena de Trier; por saber mostrar con extrema eficacia cómo el fervor religioso puede condicionar la vida de una persona. Una adolescente que está pasando a la madurez, descubriendo su sexualidad, el primer amor…

Y, por supuesto, por el magnífico trabajo de su actriz protagonista, una jovencísima Eili Harboe, cuyo rostro refleja la fragilidad del personaje, el temor, las dudas. Una soberbia interpretación, con un guion y una dirección de grandísima calidad, para este filme de terror psicológico que trasciende los géneros.

Película Thelma

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