Los días 9 y 10, a las 21:00 horas, el teatro municipal acoge una doble función de ‘El mundo de la tarántula’, una producción de Pentación con la que el polifacético artista Pablo Carbonell hace un repaso de los acontecimientos de su vida. Una obra basada en el libro del mismo nombre del cantante, presentador, actor y director de cine andaluz que desvela los entresijos de su profesión.
Los días 9 y 10 de febrero estará en Dos Hermanas con su espectáculo ‘El mundo de la tarántula’. ¿Con qué se va a encontrar el público?
Con la aproximación más honesta de mí mismo. Voy a contar mi vida, no como un monólogo, sino como reencarnaciones de personas que han sido muy importantes para mí. Por lo que el público va a ir a ver una vida y, cuando pasa esto, ves la tuya misma por comparaciones.
¿Le resultó muy difícil condensar en un libro y ahora en espectáculo teatral las últimas tres décadas de su vida?
El libro salió solo, fue fácil, porque convertí al lector en un amigo con el que sincerarme. En el caso del espectáculo, la idea era que las cosas se fueran sucediendo, no contando, por lo que nos quedamos con las anécdotas que se podían teatralizar y así fue como hicimos la criba.
¿Por qué ahora este libro y este espectáculo?
Porque ha llegado el momento de dejar de decir cómo hacer las cosas y contar quién soy. He dado el paso bastante tarde, pero ¡me lo estaba pasando tan bien haciendo lo otro!. Tenía muchas ganas de quitarme las capas de maquillaje y contarle al público, de ahí el título, El mundo de la tarántula, los entresijos de esta profesión.
Si tuviera que hacer un balance de lo que ha sido su vida profesional hasta la fecha, ¿primaría más la música, el humor o el drama?
A mí siempre me ha gustado mucho reírme y hacer reír, pero la tragicomedia me atrae mucho. Ese hombre desgraciado que te obliga a reírte es mi personaje favorito, ya que lo que me divierte son esos destellos de ingenio dentro del drama.
Con esta obra tiendo más a la transparencia que al disfraz
Cuando uno sale al escenario de un teatro no a interpretar un personaje, sino a hacer de él mismo, ¿es un arma de doble filo porque no es tan sencillo como puede aparentar?
Es complicado porque, incluso como cantante de Los Toreros Muertos, tengo un personaje, pero en esta obra no. Tiendo más a la transparencia que al disfraz y es un arma de doble filo, un riesgo, pero me alegro de haberlo tomado, porque la gente me lo agradece, porque dice que tengo muchas cosas válidas que no había enseñado.
¿Cómo está siendo este espectáculo allá por dónde va? ¿Entran los espectadores en el mundo de la tarántula?
Afortunadamente me reciben muy bien. Cuando empecé, me llevé 15 semanas que no lograba poner al público en pie, pero ya sí sé cómo hacerlo. Lo que pasaba era que me sentía encorsetado o impedido en un traje que yo mismo me había hecho, ya que, en definitiva, estaba contando mi vida. Ahora sé que es algo que voy a hacer mucho tiempo y, como es algo tan personal, puedes ir cambiando la obra, sobre todo porque el director ya no viene a verme. Como en Dos Hermanas, que puedo estrenar una letra que le hice a Pedro Reyes y que nunca he cantado.
La Bola de Cristal, Los Toreros Muertos, Caiga quien Caiga… Con una trayectoria tan amplia y variada como la suya, ¿qué es lo que más le recuerda su público cuando entabla contacto con él?
Hay gente para todo, pero lo mismo que hubo una época que me pedían gafas por Caiga quien Caiga, me quedo cuando un padre le dice a su hijo “¿Te acuerdas de la canción Agüita Amarilla que escucho en casa? Pues este señor la canta”. Para mí, lo más bonito que he hecho es la película Atún y Chocolate, ya que, siendo un emigrante que ha guardado su acento para vivir en Madrid, me salió la película más andaluza que se ha hecho en años.
¿Le gusta cuando su trabajo le trae por su tierra o siente más responsabilidad?
Me encanta venir por Andalucía, aunque siempre impone algo por intentar agradar más al estar en tu tierra. Además de porque hay mucho arte y risa, mucho ingenio y gente sabía.
