Tony Webster es un hombre jubilado que mantiene una vida tranquila en su pequeña tienda de fotografía. Un día recibe la noticia de la muerte de la madre de Veronica, su amor de juventud, que le ha dejado en herencia el diario de Adrian, su mejor amigo, que salió con Veronica después que él. Para recuperar el diario, que ella se niega a entregar, Tony se verá obligado a bucear en su pasado, y recordar momentos ya olvidados o que la memoria y el recuerdo han modificado sin apenas darse cuenta.
Reino Unido, 2017 (108′)
Título original: The sense of an ending.
Dirección: Ritesh Batra.
Producción: Ed Rubin, David M. Thompson.
Guión: Nick Payne, basado en la novela de Julian Barnes.
Fotografía: Christopher Ross.
Música: Max Richter.
Montaje: John F. Lyons.
Intérpretes: Jim Broadbent (Tony Webster), Charlotte Rampling (Veronica Ford), Harriet Walter (Margaret Webster), Michelle Dockery (Susie Webster), Matthew Goode (Sr. Hunt), Emily Mortimer (Sarah Ford), James Wilby (David Ford), Edward Holcroft (Jack Ford), Billy Howle (Tony, joven), Freya Mavor (Veronica, joven), Joe Alwyn (Adrian Finn).
Basada en la novela de Julian Barnes que en el 2011 ganó el prestigioso premio Booker, novela que reconozco no haber leído, mezcla dos tiempos narrativos distintos con soltura, añadiendo información a medida que el protagonista va recordando, con lo que descubrimos, a la vez que él, que la memoria a veces nos engaña, y que quizás nos hemos contado tantas veces la misma historia falsa (no necesariamente de modo consciente), que la tomamos como verdadera, sin darnos cuenta de que recuerdos y realidad no tienen porqué coincidir. Y esta, digamos, invención de nuestro pasado, esta crearnos una vida que no hemos tenido, condiciona (terriblemente en muchas ocasiones) nuestro presente.
Reflexión sobre las relaciones personales, los nuevos modelos de familia, la nostalgia sobre lo perdido, y sobre todo sobre la mentira. El sentido de un final cuenta con un gran reparto en el que sobresale un magnífico a la vez que sutil Jim Broadbent, un individuo egoísta, que ha fracasado en su matrimonio pero que sigue manteniendo el contacto con su ex-mujer y su hija (a la que incluso acompaña a las clases de preparación al parto), y que descubre, gracias a estas y a su viejo amor (es curioso como las dos actrices que interpretan el papel, una veterana Charlotte Rampling y la joven Freya Mavor, comparten la misma mirada misteriosa), aunque sea con unas actuaciones casi delictivas, que quizás él sea tan culpable de provocar dolor en otros como del que considera que le provocaron a él.
Buen montaje, banda sonora minimalista y acertada, es una cinta adulta, seria, pero con humor. Una película que deja huella y que le hace a uno pensar en su propio pasado.
